La policía húngara ha cargado contra los cientos de inmigrantes y refugiados que han entrado desde Serbia. Gases lacrimógenos, porrazos que no han dudado en arrojar contra niños. Los agentes se han empleado a fondo contra quienes se han negado a identificarse, a que les tomaran las huellas. Temen que si les fichan no puedan llegar a Alemania. Por este tipo de actuaciones ha dimitido el Ministro de Defensa húngaro. El primer ministro ultraconservador ya le ha sustituído con uno de sus hombres de confianza.
La policía húngara carga contra los refugiados con gases lacrimógenos