Cuatro personas que se han saltado las restricciones contra el coronavirus en China han sido obligadas a desfilar ante una gran multitud. Acompañados en todo momento por un numeroso grupo de policías armados, los cuatro acusados han cumplido con este peculiar y polémico castigo siendo exhibidos por las calles de la pequeña ciudad china de Jingxi.
Debían llevar puestos EPI, material sanitario de protección frente a los virus, y portar las fotografías de sus rostros así como sus nombres. Cada uno de ellos iba escoltado por otros dos policías que también llevaban puestos el material de protección.
Los cuatro están acusados de ayudar a cruzar a migrantes de forma ilegal por la frontera, cerrada por el reciente confinamiento.
La sanción ha generado numerosas críticas por la humillación pública de los acusados, un escarnio hacia criminales que fue prohibido en el país en 2010.