Según los datos de Greenpeace East Asia, en China, cerca de 200 millones de personas están sometidas e niveles de contaminación extremadamente peligrosos. Por eso, el país asiático, primer emisor mundial de gases de efecto invernadero, ha implementado ya un nuevo impuesto a la contaminación, que, sin embargo, no incluye las emisiones de dióxido de carbono.

Una medida que parece necesaria después de ver en el famoso vídeo cómo, en tan solo unos minutos, un enorme manto de contaminación engulle Pekín, dejando a los edificios de la capital de China con una espesa capa de smog que dificulta ver con claridad el entorno.