Sánchez murió a la 1.45
de la noche (5.45 GMT) en el hospital Calixto García de La Habana, donde se
encontraba ingresada desde el día del accidente a consecuencia de las
"severas lesiones traumáticas y quemaduras" sufridas, indica un
comunicado del Ministerio de Salud Pública difundido en los medios estatales.
En ese mismo centro
hospitalario permanece internada en estado crítico la joven cubana de 19 años
Maylén Díaz, quien ahora es la única superviviente del vuelo DMJ-972 de Cubana
de Aviación que el 18 de mayo se estrelló poco después de despegar del
aeropuerto de La Habana con 113 personas a bordo, entre ellas cinco niños
"Su estado era
crítico extremo con un pronóstico desfavorable, manteniendo un deterioro
progresivo, el cual no fue posible revertir por la aparición de complicaciones,
a pesar del esfuerzo del equipo multidisciplinario a cargo de su atención
durante los 6 días de tratamiento intensivo", refiere la nota oficial.
Sánchez, como más de la
mitad de los fallecidos en el accidente, era natural de la provincia oriental
de Holguín (unos 700 kilómetros al este de La Habana), adonde se dirigía el
avión siniestrado.
Según los partes médicos
difundidos a lo largo de esta semana, la mujer tenía quemaduras en más del 40
por ciento del cuerpo, la mayoría de ellas de tipo profundo.
A la catástrofe
sobrevivieron inicialmente tres mujeres, pero una de ellas -Grettel Landrove,
de 23 años- también falleció el pasado lunes por el daño neurológico severo
sufrido en el siniestro.
La única superviviente
que queda, Maylén Díaz, no tiene quemaduras pero sí graves traumatismos por la
violenta colisión, y su estado es crítico extremo con pronóstico reservado.
El vuelo DMJ-972 de
Cubana de Aviación se estrelló el 18 de mayo en una zona de cultivos a un
kilómetro del aeropuerto de La Habana por causas que aún se investigan.
El aparato siniestrado,
que Cubana operaba en régimen de alquiler, era un Boeing 737-200 construido en
1979 y propiedad de la aerolínea compañía mexicana Global Air, a la que las
autoridades de México han suspendido temporalmente las operaciones mientras se
dilucida lo ocurrido.
Los fallecidos son 101
cubanos y once extranjeros, de los que siete eran mexicanos -incluyendo a los
seis miembros de la tripulación-, dos argentinos y dos saharauis, uno de ellos
también con nacionalidad española.