Al menos 132 personas han muerto y 185 han resultado heridas después de que un terremoto de magnitud 6,4 golpease el oeste de Nepal en la noche del viernes. El portavoz del Ejército nepalí, Krishna Prasad Bhandari, señala que las operaciones de rescate continúan y que además de los 132 muertos, cientos de hogares han sido dañados, por lo que el número de víctimas mortales podría aumentar.
El sismo tuvo lugar hacia la pasada medianoche con una magnitud de 6,2 en el distrito de Jajarkot, según el Centro Nacional de Monitoreo e Investigación de Terremotos de Nepal, y afectó también gravemente a la región vecina de Rukum Occidental. Ambas zonas se caracterizan por su carácter montañoso y difícil acceso por carretera.
El Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS, en inglés) rebajó por su parte la magnitud del terremoto a 5,6. "Hemos enviado equipos médicos y oficiales de búsqueda y rescate desde Katmandú y Nepalgunj por medio de helicópteros", dijo Bhandari, quien indicó que el mayor número de víctimas mortales se concentra en Jajarkot con 95 fallecidos.
Las autoridades nepalíes han desplegado cientos de efectivos en las zonas afectadas, pero las labores de búsqueda se están viendo afectadas por lo complicado del terreno en los dos distritos afectados. El subinspector adjunto de la estación de Policía de Jajarkot, Narendra Gautam, señaló a EFE que en buena parte de las zonas afectadas no hay red de telefonía móvil ni electricidad.
Nepal se encuentra entre los países más propensos a desastres naturales y cuenta con una población muy vulnerable, mayormente pobre, además de carecer de infraestructura suficiente para hacer frente a inundaciones o terremotos. De acuerdo con la Asociación Asiática de Preparación (APP), una alianza creada para coordinar la respuesta a emergencias entre países asiáticos, Katmandú es la capital nacional expuesta al mayor riesgo de terremotos entre 21 megaciudades de todo el mundo.
El 25 de abril de 2015, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió Nepal, derribando edificios de varios pisos en Katmandú, y provocó deslizamientos de tierra y avalanchas en las montañas. Casi 9.000 personas murieron y más de 22.000 resultaron heridas. Aquella catástrofe dejó además a cientos de miles de personas sin hogar y causó daños valorados en cerca de 6.470 millones de euros. Más de siete años después del seísmo, las labores de reconstrucción no han finalizado.