A pesar de la abrumadora destrucción de gran parte de los barrios occidentales de Mosul y de los peligros que todavía entraña la vida en el último bastión yihadista, muchos civiles han comenzado a reconstruir sus negocios para rehacer sus vidas.

"Es la primera vez que vuelvo, los locales están destrozados, al igual que el almacén y todas las cosas también. No hay nada, como se puede ver", cuenta Omar Bashar Ali, frente a sus dos pequeñas tiendas vacías y hechas añicos, situadas en la calle Al Nabi Shit, en el oeste de Mosul.

Habla, junto a un grupo de familiares y trabajadores, entre los escombros de su propio negocio y de los edificios y tiendas de los alrededores, que ofrecen una imagen de devastación, reflejo de la lucha sin cuartel que los combatientes del grupo terrorista Estado Islámico y las fuerzas iraquíes libraron desde el 19 de febrero en la ribera oeste del Tigris.