"El Gobierno elegido por el pueblo turco está en disposición de gobernar y va a seguir haciéndolo", ha proclamado en la breve rueda de prensa que ha ofrecido a su llegada a Estambul, procedente de Bodrum, donde estaba de vacaciones.

Erdogan ha explicado que lo ocurrido es "un acto de traición" de "unos pocos que no han sabido digerir la unidad nacional" y, en lugar de "ser leales a su país", se han decantado por "recibir órdenes de Pensilvania", donde reside Gulen.

"Pagarán un alto precio", ha afirmado y ha anunciado que "decenas" de militares sublevados han sido detenidos, instando a los restantes a "dar marcha atrás en este error inmediatamente" y entregarse a las fuerzas de seguridad.

Para el jefe de Estado esta asonada ha demostrado la "necesidad" de iniciar "un proceso de limpieza" en las Fuerzas Armadas con el fin de erradicar las "estructuras paralelas", término que suele usar para referirse a los simpatizantes de Gulen. "Nunca vamos a rendir nuestro país a los intrusos", ha aseverado. "Millones de personas han salido a las calles. Eso demuestra una cosa, que esta nación quiere ser libre", ha enfatizado.