Noche de reuniones, charlas y corrillos en Bruselas. Como ha afirmado Pedro Sánchez, se trata de una jornada en la que "hablar con las diferentes familias para encontrar un acuerdo".

Los líderes se han reunido sin asesores y hasta con inhibidores de frecuencia para evitar todo tipo de filtraciones a la prensa. Se decide quiénes liderarán el futuro rumbo de la Unión.

Son cinco cargos los que se renuevan: la Presidencia de la Comisión que hasta ahora ha ostentado Juncker, la del Consejo Europeo, la Presidencia de la Eurocámara, la jefatura de los Asuntos Exteriores y la Presidencia del Banco Central Europeo.

En la actual composición hay tres italianos, tres son populares y solo hay una mujer. Bruselas busca así una fórmula con la que encontrar el equilibrio, la proporción entre paridad y la representación de países y de partidos.

En esas negociaciones será clave el papel de Sánchez. Será el interlocutor que negocie para los socialistas en Europa. Los partidos proponen a sus candidatos, pero la carrera está abierta a cualquiera "carismático, creativo y competente", tal y como explica Macron. Aunque, eso sí, europeísta.

Para que tampoco crezca el mensaje ultraderechista, Bruselas ha salido a la calle. Los manifestantes no quieren que en la nueva Europa triunfe el discurso del odio.