Jeffrey Epstein se encontraba en prisión a la espera de ser juzgado por una trama de explotación sexual de menores, pero apareció ahorcado en su celda. Estando en prisión ya había intentado suicidarse, pero no fue sometido al protocolo de vigilancia específico para aquellos presos que están en riesgo de suicidio.

Ahora, se sabe que fueron sus propios abogados los que solicitaron a las autoridades de prisiones que retiraran a su cliente del programa para la prevención del suicidio. Según publican medios locales, que citan a fuentes cercanas al caso, la defensa del acusado por tráfico sexual de menores hizo esta petición a finales del mes pasado, cuando tuvo reuniones de hasta doce horas diarias con su cliente, después de un supuesto intento de suicidio el pasado 23 de julio.

Epstein se encontraba en un "estatus de observación especial" que, en lugar de revisiones cada quince minutos, reducía las visitas de los guardias de seguridad a una cada treinta minutos, además de incluir la presencia de un compañero de celda. Sin embargo, los protocolos de seguridad no se cumplieron la mañana del sábado y ni la celda de Epstein fue visitada ni había un reo acompañándolo.

Al parecer, según las fuentes citadas por el diario 'The Wall Street Journal', el compañero del millonario se encontraba ausente, posiblemente por una comparecencia ante un juzgado o una cita similar y no había sido reemplazado de inmediato.

La muerte repentina y en extrañas circunstancias del magnate ha hecho que circulen numerosas teorías de la conspiración sobre su fallecimiento debido a los nombres con los que se relacionaba, como el expresidente Bill Clinton, el príncipe Andrés o el actual mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.

Trump compartió en su cuenta personal de la red social Twitter el mensaje de un hombre que aseguraba que Epstein "tenía información sobre Bill Clinton y ahora está muerto".

Epstein llevaba poco más de un mes detenido y su juicio estaba previsto para el próximo año. El multimillonario ya afrontó acusaciones similares en el estado de Florida en 2008, aunque entonces llegó a un acuerdo con el fiscal Alexander Acosta, posteriormente secretario de Trabajo en la Administración Trump y que tuvo que renunciar a este cargo por el escándalo desatado por un pacto secreto ocultado a las víctimas.

Su muerte se produce después de que un juez de la Corte de Apelaciones de Manhattan ordenara la publicación de cientos de documentos sobre Epstein, que pertenecían a un caso paralelo cerrado contra una mujer que era supuestamente su "reclutadora".

La mujer ha sido identificada como Ghislaine Maxwell, de la alta sociedad británica y socia cercana de Epstein, a quien una supuesta víctima del magnate, Virginia Giuffre, demandó en 2015, por difamarla al decir que eran mentira sus alegaciones de que el empresario había traficado sexualmente con ella.