La campana de Grañanella, un pequeño pueblo de Cataluña, marca la hora a sus 150 vecinos, un lugar en el que casi todos superan los 70 años y la mayoría de las casas están vacías. Su alcalde reconoce a laSexta que tienen tranquilidad, pero no comodidad, ya que necesitan el coche para llevar a cabo cualquier gestión.
No hay comercios, ni restaurantes, ni servicios. Sin embargo, sí hay un centro logístico en el que faltan trabajadores y al que no llegan currículums. Precisamente este se trata de un problema que, solo en Cataluña, afecta a otros más de 350 municipios, en los que hay empleo y viviendas pero no vecinos.
A casi mil kilómetros, en Piñor, una aldea de Galicia de tan sólo 200 habitantes, tampoco hay desempleo. Tanto es así que, según su alcalde, "la gente que no trabaja es porque no quiere". Son una potente industria en el sector de la madera, pero faltan manos.
Viajando hasta Estepa (Andalucía), vemos que llegan trabajadores de todas partes para cubrir los más de 4.000 puestos de trabajo que genera la industria de los mantecados. Son puebos con oportunidades laborales que pueden ayudar a frenar el riesgo extremo de despoblación.
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