"Marie Claire, Marie Claire, un panty para cada mujer" o "no son medias… son enteras"... Estos anuncios nos lo sabemos porque la empresa más importante de Europa de ropa interior femenina nació en Vilafranca, un pequeño pueblo de Castellón. Fue hace más de 100 años cuando una ama de casa vio una oportunidad de negocio cosiendo medias; y junto a 15 amigas fueron símbolo del emprendimiento femenino.

Y con una rima simple y la llegada del nailon, en los años cincuenta la empresa decide tomar un rumbo más moderno. Como aspiraba a ser el proveedor por excelencia de medias cambiaron su tradicional nombre por uno más sofisticado: Marie Claire. "Para la mujer moderna", anunciaba, pero esa mujer ya no utiliza tanto esa ropa interior.

Enrique Villena, propietario de Confecciones Mary, ha explicado que "antes vendían 50 docenas en un sábado por la mañana" y ahora, por ejemplo, diariamente, se venden 10 o 15 unidades".

Ya no se compran tanto no solo por la competitividad extranjera, sino porque no se usan como antes. "La mayoría de las mujeres ya llevamos pantalones", dice Herminia Jara, dueña de Mercería Jara. Pocas veces las utilizamos y cuando sí que lo hacemos, no miramos las marcas porque, dice Villena, compran lo que les des y "que muy poquita gente que sigue buscando una marca".

Por eso en 2020, ante la caída de las ventas se pusieron también a fabricar material sanitario. Sin embargo, nada ha ayudado a que la empresa remonte y ahora solo hay dos caminos: o aplicar un ERE para 190 personas que dejaría a la empresa con solo 90 trabajadores o cesar la actividad el 20 de junio y liquidar la compañía. Y esa última opción es la que aquí esperan, que no sea la elegida.