Liberto es un ejemplo de las personas que nunca han cobrado sus horas extra. En su caso, trabajó limpiando barcos en Ibiza donde "tenía que trabajar ocho horas, echaba 12 y pagaban una que era la que estaba contratada".

No es un caso único, ya que en 2015 se ha repetido mucho más que en los últimos años, algo que sabe bien María, una trabajadora de un cine donde "todas las horas de más eran perdidas".

Cada semana de 2015 se echaron más de 3,5 millones de horas extras no pagadas, una cifra que no se alcanza desde 2008. Sin embargo, al comienzo de la crisis, las horas sin cobrar suponían un 39% del total mientras que ahora representan un 56%.

El récord está en 2008, aunque entonces había unos dos millones más de asalariados y casi tres millones de ocupados más.

Para los sindicatos, los responsables de esta situación son la reforma laboral y los empresarios. "Es una situación de explotación a los trabajadores y defraudación a Hacienda", afirma Cándido Méndez, secretario general de UGT.

Unas horas en el limbo fiscal que supondrían un ingreso extra a la Seguridad Social y que equivalen a casi 87.000 puestos de trabajo a jornada completa.