Puede que no hayas plantado todavía el árbol en el salón ni sacado las figuritas para el belén. Puede también que te hayas resistido a llenar el carro con turrones y polvorones, a pesar de que los supermercados los ubican desde hace más de un mes en algún lugar privilegiado para que no haya cliente que no repare en los dulces navideños. Pero si eres habitual de las cenas de Navidad, ya sea con compañeros de trabajo, con grupos de amigos o con la familia, lo más probable es que tengas desde hace tiempo una fecha guardada en el calendario y una reserva en algún restaurante.

Ciudadanos y hosteleros tienen la mirada puesta en Navidad tras dos años sin reuniones ni celebraciones a lo grande, con el deseo y la esperanza de que esta sea como las de antes. Pero una inflación que afecta sobre todo a los precios de los alimentos trunca las cosas. Un mes más, la cesta de la compra sigue encareciéndose y los alimentos y bebidas no alcohólicas marcan precios de récord. Este octubre, último mes del que se disponen datos, la inflación aflojaba y caía hasta el 7,3%, pero no así el precio de los alimentos que subieron un 15,4% y alcanzaron su máximo desde enero de 1994.

Los restaurantes no solo hacen frente a esta subida de la cesta de la compra, también cargan con una subida del coste de la energía que pone difícil marcar el precio de las cenas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios de las actividades de restauración subieron también en octubre y situaron su tasa interanual en el 7,1%, tres décimas más que el mes anterior.

Esto lleva meses repercutiendo en los menús del día que los establecimientos ofrecen y cuyo precio crecía este verano entre un 5% y un 10%. En ciudades como Barcelona o Madrid el precio medio de estos menús está en los 14 euros. Ahora, y ante unas fechas llenas de festejos, los restaurantes se encuentran en una encrucijada y tratan de ajustar sus menús para no perder clientes ni arruinarse en el intento.

El precio, lo último que quieren tocar los restaurantes

Aunque los hosteleros asumen un importante encarecimiento de los productos de alimentación -la base de lo que ofrecen- y de la energía en sus locales, este es un sector al que le cuesta cambiar los precios. Así lo cuentan desde la Confederación Empresarial de Hostelería de España (Cehe): "La rentabilidad de los restaurantes y bares ha caído, pero la subida de precios no suele repercutir al cliente, porque es muy sensible al cambio de precios".

Así, prevén que, como "se quiere que la gente disfrute", no habrá subidas considerables de precios en Navidad. Creen que sí se notarán menús algo más caros que en 2019, pero "esta subida no será muy grande".

Es el caso de Agustín García propietario de Emma Cocina, un pequeño restaurante ubicado a escasos metros de la Plaza Mayor de Madrid. "La subida del precio de la energía se ha notado una bestialidad, también productos como los aceites, que llegan a costar hasta siete veces más, algunos pescados y carnes", cuenta a laSexta. En su restaurante hay mayor prudencia a la hora de hacer la compra: ahora buscan "por todos lados para no perder calidad y que los precios de la compra no se suban un 20%, un 30% o un 40% como ocurre en muchos lados".

Esta subida todavía no se ha hecho notar en los precios del restaurante, pero avisa, "pronto lo voy a hacer repercutir en la carta, porque no se puede mantener este nivel de precios".

En su caso, el precio del menú de Navidad no ha subió. Reconoce que aunque "hay ambiente", y la gente esta animada, "se nota que hay mucho dinero". "No lo podemos subir porque casi todo el mundo nos pregunta si los hay más bajos", cuenta, y hablamos de un menú navideño que ronda los 35 euros.

Es por eso que en su establecimiento establecen menús para grupos por 25 euros en los que no hay marisco, ni embutidos caros como el jamón de bellota, ni entrecot de lomo bajo, pero sí productos nobles. "La gente tira más de este menú", reconoce.

Agustín no es el único hostelero que, siguiendo con este objetivo de "intentar no tocar el precio", ha adaptado su menú: "Se utiliza la misma calidad, pero se ofrecen productos que sean más baratos", comentan desde Cehe. También, cada vez son más los que ofrecen diferentes opciones de menú, con varios platos y varios precios, "para que cada uno lo adapte a su bolsillo".

Otra tendencia también encaminada a no perder dinero que cada vez se estila más entre los restaurantes es la de pedir una señal a la hora de hacer una reserva, y más cuando se trata de grupos grandes.

"Cuando un hostelero recibe una reserva de un grupo grande hace una planificación tanto de productos como de empleados para ese día, y si luego los clientes fallan hay un perjuicio", explican desde Cehe. Así que ahora muchos negocios funcionan con esa penalización.

Las previsiones no son muy favorables

Lo peor de esta situación es que no se espera una bajada de precios hasta 2023. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha sido muy claro al asegurar que los precios de los alimentos seguirán muy probablemente en los niveles actuales en las próximas semanas, y así continuarán hasta Navidad. Eso sí, el ministro confía en que disminuyan "de forma significativa" al inicio del año que viene.

Desde el Gobierno hablan de esta subida de precios en clave internacional: advierten que no solo suben en España, suben en todo el mundo debido a la guerra de Ucrania y a los costes energéticos. La previsión entonces es que seguirán estables, pero elevados, como ocurre ahora.

Pero cuando hablamos de productos específicos tan consumidos por estas fechas, cabe esperar que suban mucho más. Siempre ocurre que pescados como la merluza o el besugo; mariscos como las cigalas; carnes como el cordero o el cabrito; y frutas como la piña o las uvas, disparan su precio de cara a las celebraciones de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo. Esto también hará que con miras a diciembre algunos menús supongan mayor coste para los hosteleros.

Avalancha de reservas

Muchas empresas llevan dos años sin reunirse fuera del entorno laboral por estas señaladas fechas. Algunas, el año pasado organizaron sus fiestas, pero la irrupción de la variante ómicron del coronavirus arruinó sus planes y los de todo un sector. También los de muchos grupos de amigos o familias que en el último momento optaron por no salir a celebrar, y este año lo hacen el doble.

Es por eso que ahora, a pesar de la crisis y la subida de precios, los restaurantes están recibiendo una avalancha de reservas. Muchas incluso antes de que empiece la temporada, adelantando estos encuentros a noviembre para evitar la congestión del mes de diciembre. Este año, parece que nadie quiere perderse ese último gran bocado del año que son las cenas navideñas.

Lo confirman desde Hostelería España. Recuerdan que ya el año pasado la gente tenía muchas ganas de salir, "hubo un auténtico boom de reservas que se fueron al garete", y ahora más, pues podemos estar ante el primer año de normalidad tras la pandemia. Además, reconocen que el hecho de que las festividades navideñas caigan en fin de semana también ayuda a que las reservas se adelanten.

Desde noviembre ya empezó a haber comidas y cenas de amigos y las de empresa, explican desde la organización, se celebran ya "a partir de esta semana". A pesar de que los márgenes se hayan reducido, el sector espera "igualar o superar" la facturación de 2019 en estos meses, cuando se hizo una campaña de 11.000 millones de euros.