Con diez años, y vestido con el uniforme de trabajo de su padre, hace una llamada desesperada de ayuda. Como él, algunos hijos de los 105 trabajadores de una fábrica de papel protagonizan un video para denunciar que su empresa les ha abandonado.

Llevan cinco meses sin cobrar. Es su último intento por hacerse oír y obtener alguna respuesta de la empresa. Porque la maquinaria sigue parada y las facturas siguen llegando, a la espera de que surja un comprador que se haga con la empresa. Aferrados a un futuro mejor, es lo poco que les queda.