Faltan adjetivos para calificar lo que ha hecho Andy Murray en esta madrugada en el Open de Australia. A sus 35 años, tras dos operaciones y una prótesis de metal en la cadera, el escocés ha consumado uno de los mejores partidos de su dilatada carrera.

El que fuera oro olímpico o número uno del mundo, único en plantar cara al 'Big Three', remontó en casi seis horas un partido que parecía perdido ante Thanasi Kokkinakis por (4-6, 6-7(4), 7-6(5), 6-3 y 7-5).

Murray supo sobreponerse a los 102 golpes ganadores y los 37 saques directos de su rival, parando el reloj en cinco horas y 45 minutos y dejando el encuentro como el segundo partido más largo de la historia del Open de Australia, solo superado por la final de 2012 entre Rafa Nadal y Novak Djokovic.

El número 66 del mundo, que regresó al circuito en junio de 2019, jugará en tercera ronda contra Roberto Bautista después de llegar a las cinco mangas en la primera ante Matteo Berrettini y en otras tantas contra Kokkinakis. El siguiente punto bien puede ejemplificar la trayectoria de Murray, un deportista incansable.