La llegada del LIV Golf Invitational Series tiene totalmente revolucionado el mundo del golf. Se trata de una nueva liga que tiene el respaldo económico de Arabia Saudí y que cuenta con ocho torneos diferentes. Algunos golfistas importantes como Sergio García, Dustin Johnson o Phil Mickelson ya han confirmado su presencia en esta competición, renunciando directamente al PGA Tour.

Pero no son los únicos, otras figuras del golf como Ian Poulter, Greame McDowell, Louis Oosthuizen, Pablo Larrazábal o Adrian Otaegui se encuentran dentro de una larga lista de hasta 17 profesionales que han caído en la tentación de las cuantiosas ganancias que ofrecen desde la Superliga Saudí. Más de 1.880 millones de euros se han invertido desde el fondo soberano saudí 'Public Investment Fund'.

La nueva liga está haciendo mella en el circuito americano, pero desde Estados Unidos no se han quedado de brazos cruzados. Una de las asociaciones de supervivientes y familiares de las víctimas del 11-S ha enviado una carta a los golfistas que han aceptado participar a cambio de estas suculentas cantidades de dinero. "Están ayudando al régimen saudita a lavar su reputación a cambio de decenas de millones de dólares", denuncian.

Aquel fatídico 11 de septiembre fallecieron casi 3.000 personas con motivo de los atentados terroristas, y 15 de los 19 secuestradores procedían de Arabia Saudí. Por lo tanto, aunque asunto ya está yendo más allá de lo deportivo, algunos golfistas relevantes han mostrado públicamente su apoyo al PGA Tour, como es el caso de la leyenda Tiger Woods y del español Jon Rahm, que no han caído en la tentación del dinero saudí.

Esto es un gran golpe sobre la mesa por parte del circuito estadounidense. Las cifras exactas de la oferta realizada a Woods no han salido a la luz, pero el propio Greg Norman reconoció que "se le hizo una oferta monstruosa". "Alucinante, enorme. Estamos hablando de nueve cifras", sentenció en unas declaraciones ofrecidas al 'Washington Post'. Es decir, la cantidad superaría los 100 millones de dólares.

Por su parte, Rahm ha hablado claro al respecto: "Considero que el PGA Tour ha hecho un trabajo increíble brindándonos la mejor plataforma para que podamos jugar. Tres días para mí no es un torneo de golf, y sin corte. Es así de simple. Quiero jugar contra los mejores del mundo en un formato que ha existido durante cientos de años". "Mi corazón está con el PGA Tour", sentenció contundentemente.

"Sí, el dinero es genial, pero cuando mi esposa Kelley y yo vimos lo que pasaba y empezamos a hablar de ello, pensamos: ¿cambiaría nuestro estilo de vida si gano 400 millones de dólares? No, no cambiará nada. Cientos de millones de dólares son una muy buena razón para que la gente decida jugar allí. Pero yo considero que gano mucho dinero haciendo lo que hago", añadió.

Su compatriota Sergio García ya aceptó estas condiciones, pero Rahm no ha hablado de este asunto con él: "Cero. No es asunto mío. Pero ha dado al golf, al European Tour y al PGA Tour 20-25 años de su vida. Si su decisión es ir a jugar allí, disputar menos eventos y disfrutar, es su decisión. No es mi trabajo juzgar", destacó. Por el momento, la nueva Superliga saudí continúa dividiendo al mundo del golf.