Menudo trabajo tuvo que hacer Fernando Alonso en Jeddah para sacar el máximo que tiene Aston Martin en este comienzo de Mundial. Para poner al coche donde lo puso. Para competir con monoplazas que, en estos momentos, están por delante. Monoplazas como los de Ferrari. Como los de McLaren. Como los de Mercedes. Monoplazas contra los que tuvo que pelear, tanto en la lejanía como en la cercanía, en el GP de Arabia Saudí.

En una prueba en la que el pasado año se vivió el podio cien de Fernando. En la que en este 2024 eso era más que complicado viendo la cantidad de 'enemigos' que había y que hay en pista.

Uno de ellos es George Russell. Es el Mercedes de George Russell. Uno con el que tuvo una gran batalla. Al que debía mantener sí o sí lejos del DRS y que le hizo sudar. Le hizo sudar mucho. Muchísimo. E hizo que estuviera más que cerca de irse contra el muro en Jeddah.

"Un pequeño beso al muro..."

Tanto fue así que hubo un momento en el que todo fue un casi. Todo fue un por poco. Por muy poco. Cómo sería que hasta él mismo lo dijo por radio.

"Un pequeño beso al muro...", le dijo a su equipo en una de las radios en las que dejó claro que tuvo que poner mucho de su parte para poner al coche donde lo puso.

Fue una batalla epectacular en esas vueltas finales de Jeddah. Con Russell pegado. Con el Mercedes muy cerca de su alerón trasero. Con Bearman al acecho, y con Norris con gomas blandas queriendo divertirse en Arabia Saudí.

Alonso, a lo suyo: a besar los muros y a sacar más de lo que el propio Aston Martin tenía en la segunda carrera del Mundial.