Joan Mir está cada vez más harto. Está cada vez más cansado. Más quemado. Más hastiado de una situación que no solo no mejora, sino que según sus palabras ha ido hacia atrás. Ha empeorado. Eso es, según dice, lo que hay en Honda. Es la nueva realidad de una marca que hace no mucho dominaba con Marc Márquez y que ahora bastante hace si todos sus pilotos llegan sanos a meta.

Ya no digamos puntuar, algo que solo ha hecho él con la moto oficial en lo que llevamos de MotoGP. Doce puntitos, tan solo 80 menos que los que suma Jorge Martín con la satélite de Ducati en Pramac.

Y ya ha estallado. Ha estallado otra vez: "Estoy haciendo mi trabajo lo mejor que puedo. Estar delante, y hacer buenas carreras. Pero milagros, en Lourdes".

"Pensaba que ya no, pero..."

"No tengo ni idea de hasta cuándo más va a aguantar mi cuerpo estas cosas. Pensaba que ya no, pero aquí sigo", insiste Mir.

Y sigue: "La moto, esta moto, va bastante peor que la del año pasado y he rodado más rápido. Estoy en un mejor momento. Fuerte. Bien físicamente... pero la limitación no soy yo".

"El año pasado era al revés. Dudaba, y no rendía por lo que se esperaba de mí. Ahora tengo tranquilidad", cuenta el campeón del mundo de 2020.

"Es la misma moto que en Losail"

Porque evolución, la justa: "Tenemos la misma moto que en la primera carrera, así que no podemos pedir nada diferente. Sufrimos en unas áreas y cada vez que paro me quejo de lo mismo".

"En Jerez entendieron todo, ahora ya toca esperar... pero no se cuánto. Esperar a que esta gente traiga algo", sentencia.