El ultra del Betis detenido en Bilbao por su cobarde agresión a un hombre en una cafetería se jacta de que nadie tuvo "cojones" de ir a por ellos pese a "estar desde las siete tocando los cojones por los bares del casco viejo".
También reconoce que la propia Ertzaintza le felicitó "por tener los cojones bien puestos" y eso es con lo que se queda, no importándole que le hayan fichado.