Dicen que solo fallan los penaltis aquellos que tienen el valor para tirarlos, y que suelen ser de hecho los mejores jugadores de cada equipo los que tienen más opciones de marrarlos. Baggio, en la final del Mundial 94, fue un ejemplo. Como Lionel Messi ante el Chelsea en una eliminatoria de Champions. Y en esta competición, el último nombre en sumarse a esta lista es el de Antoine Griezmann, que mandó al larguero una pena máxima ante el Real Madrid que habría supuesto el 1-1 para el Atlético en la final de Milán.

El galo, en una entrevista para la FIFA, confiesa lo que sintió y también lo que le dijo Simeone: "Me sentí culpable de haber perdido la final porque fallé un penalti, pero Simeone se acercó a mí y me dijo que al contrario. Me dijo que había sido vital para el equipo, que no me debía preocupar por ello y que era hora de empezar a trabajar duro para volver a una final".

Y es que la figura del Cholo está siendo vital para Griezmann, tal y como confirma él mismo: "Si no fuera por él yo no habría sido considerado como uno de los mejores del mundo. Me ha cambiado. Me ha dado tantas cosas a mi juego que no sé ni empezar a decir cuáles son. Más que nada me ha aydudado a ser más eficaz de cara a puerta y a correr y correr y trabajar duro para el equipo".