El Real Madrid se presentaba en Lisboa con un objetivo en mente: ganar. No le valía otra cosa si quería seguir en la pelea por la primera posición de su grupo, pero delante tenía a un equipo que también tenía que ganar sí o sí para seguir vivo en la Champions.
El Sporting de Portugal acogía el que sería su último partido en su estadio en la fase de grupos con una atmósfera especial, ya que volvía el hijo pródigo, volvía Cristiano Ronaldo. El portugués regresaba al estadio donde creció como persona y como futbolista en plena forma tras su hat-trick ante el Atlético de Madrid.
Los blancos llegaban reforzados tras su gran victoria en el Calderón y querían certificar su gran momento antes del vital partido ante el Dortmund en el Bernabéu. Zidane salió con el mismo once que en el último partido y con los 22 protagonistas sobre el césped arrancó el choque.
Varane abrió la lata
Cuando el balón rodó, el Sporting no se quedó esperando al Real Madrid, se fue con todo al ataque. Jorge Jesús sacó un once muy ofensivo y en los primeros minutos intentaron marcar un gol que presionase al Real Madrid.
Cristiano tuvo su primera ocasión con un cabezazo que se le marchó muy desviado. Los portugueses esperaban a la contra liderados por un Martins que percutió por la banda de Marcelo todo lo que quiso. Con el paso de los minutos, el Madrid se fue haciendo con el balón, creando ocasiones a través de las internadas de Bale y Cristiano Ronaldo.
Precisamente, de una falta lateral nació el primer gol del Real Madrid. Modric sacó la falta, Cristiano intentó rematarla, pero le salió un pase medido a Varane, que definió a la media vuelta para poner el 0-1 en el marcador. Se le ponían las cosas de cara al Madrid, pero el Sporting no se podía rendir ya que se le escapaba la Champions.
El Sporting no bajó los brazos
Este gol dio mucho aire al Real Madrid, que sabía que el Dortmund ganaba -y de qué manera- al Legia de Varsovia. Minutos después del gol el Sporting tuvo una ocasión para marcar, pero Ramos, que volvía a la titularidad, sacó el balón de cabeza. Sufría el Madrid, que ni mucho menos tenía el partido cerrado.
Con poco más se llegó al descanso. El Madrid estaba bastante lejos de la versión mostrada en el Vicente Calderón, pero su único tiro a puerta le valió para coger ventaja en el marcador. Por delante le quedaban 45 minutos de sufrimiento, porque los locales no se iban a rendir.
No era el Madrid brillante el que se plantó en Portugal, era el solvente, el que gana los partidos al ralentí, con orden defensivo y con fogonazos de sus balas. Volvía a la versión 'currante', ese rol que no le sienta mal a los blancos, sobre todo en la Liga.
Bale se retiró lesionado
En la segunda mitad, dos sustos hicieron temblar al Madrid y a Zidane. Primero fue Marcelo, que se llevó la mano al pie e hizo que Coentrao saliese a calentar, algo que se quedó en un simple susto. Sin embargo, después llegó la mala noticia del encuentro para los blancos.
En una jugada sin riesgo aparente, Bale se llevó la mano al tobillo tras una carrera. Intentó seguir el galés, pero no pudo continuar y se vio obligado a abandonar el cambio. Asensio entró en su lugar y por delante quedaba más de media hora en la que el Madrid tenía que trabajar de lo lindo.
El partido se fue abroncando con el paso de los minutos y a raiz de esto ocurrió el momento más triste del encuentro. Asensio cometió falta sobre Campbell y Kovacic y Joao Pereira se encararon. El lateral pegó un puñetazo al croata delante de un linier que le tuvo que detener.
Benzema arregló el estropicio de Coentrao
Esta acción le costó la roja a Pereira, lo que dejó al Sporting con 10. Sin embargo, esto no les ralentizó el ritmo; eso, unido a que el Madrid se dejó llevar, mantuvo animado el partido. Entraron Benzema y Coentrao al encuentro, dos jugadores necesitados de minutos que tenían una buena oportunidad.
Cuando parecía que tenía el partido encarrilado, Coentrao hizo una de las suyas. El portugués cometió un penalti ridículo pidiendo una mano de Campbell, una acción infantil que no tardó en transformar Adrien Silva. Le tocaba ponerse las pilas y lo hicieron.
Benzema aprovechó un pase medido de Sergio Ramos para poner de cabeza el 1-2 en el marcador. Este resultado le daba algo de aire al Madrid, que sigue dependiendo de sí mismo para acabar primero de su grupo. Los minutos finales fueron de retener el balón y dejar pasar los minutos.
El encuentro llegó a su fin y con él 90 minutos de puro sufrimiento para el Madrid. Pasó por todos los estados, pero finalmente se llevó los tres puntos, su primera victoria en Lisboa, y certificó su pase a octavos. Ahora, a pensar en el vital encuentro ante el Dortmund, partido en el que se decidirá quién pasa a la siguiente ronda como líder de grupo.
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