No hace ni tres meses, Egan Bernal estaba con la clavícula rota en cuatro partes, sin poder correr el Giro, pero con la mente puesta en otro reto mayor.

No era la primera vez que se levantaba después de una dura caída. El verano pasado, en la Clásica de San Sebastián, sufrió un grave accidente. Ese Egan luchador desataba las lágrimas de emoción de todo un país.

Increíble para este ciclista que no se inició en ruta hasta hace tres años y que en 2014 pedía ayuda por redes sociales para viajar al Mundial, donde se llevaría una plata.

Con sus primeros sueldos como profesional, le compró a su abuelo una casa. Un abuelo que ahora solo desea poder abrazarlo cuanto antes.

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