Ciclismo y montañas
Conoce las cimas más míticas por las que pasa el Tour de Francia
En el Tour de Francia 2025, las montañas vuelven a ser protagonistas. Cimas míticas como el Ventoux, el Tourmalet o el Galibier marcan el pulso de la carrera y decidirán quién escribe su nombre en la historia del ciclismo.

El Tour de Francia 2025 se acerca a su fin, y aunque el recorrido de esta competición varía en cada edición, hay algo que nunca cambia: las etapas de montaña son las más fascinantes.
Desde 1910, con la inclusión del Col du Tourmalet, la montaña tiene un protagonismo innegable, con los grandes puertos de los Alpes y los Pirineos como escenario de hitos memorables que han pasado a la historia como símbolos de esfuerzo, estrategia y sufrimiento.
Por qué las cimas marcan la diferencia
Las etapas de montaña son decisivas por varios motivos. En primer lugar, producen diferencias de tiempo significativas entre los favoritos, especialmente en los ascensos más duros, donde la capacidad física y la gestión del esfuerzo son determinantes. Además, la montaña obliga a equipos y corredores a desplegar estrategias complejas, que van desde ataques a larga distancia a alianzas estratégicas e inesperadas.
Además, desde el punto de vista del espectáculo, las cimas ofrecen paisajes espectaculares, con multitudes de aficionados concentrados en los márgenes de la carretera.
Alpes y Pirineos, los dos grandes escenarios
La historia del Tour no se entiende sin sus dos grandes cordilleras: los Alpes y los Pirineos.
Los Pirineos se introdujeron en el recorrido antes que los Alpes y ofrecen subidas menos extensas pero muy irregulares, con cambios bruscos de pendiente que obligan a constantes cambios de ritmo. Su paisaje más salvaje y su cercanía al mar añaden un componente impredecible en lo meteorológico.
Por su parte, los Alpes presentan ascensos más largos, estables y a mayor altitud. Son el escenario habitual de las etapas reina del Tour, donde la combinación de encadenados de puertos, el desgaste acumulado y la altitud extrema decide a menudo el ganador de la carrera.
Ambas cordilleras contienen algunas de las cimas más emblemáticas del ciclismo.
Cimas míticas del Tour de Francia
Alpe d’Huez
Situado en pleno corazón de los Alpes franceses, este puerto es uno de los escenarios donde se ha construido parte fundamental de la leyenda del Tour de Francia. Cuenta con casi 14 kilómetros de subida al 8,1% de pendiente media.
Una de las características más reconocibles del Alpe d’Huez son sus 21 curvas numeradas, que no solo marcan el progreso de la ascensión, sino que funcionan como un homenaje vivo a la historia del ciclismo. Cada una de estas curvas lleva una placa con el nombre de un ciclista que ha dejado huella en esta montaña, principalmente ganadores de etapa en esta cima durante el Tour de Francia. Entre ellos, Fausto Coppi, Bernard Hinault, Joop Zoetemelk, Marco Pantani o Carlos Sastre.
Mont Ventoux
Apodado el Gigante de la Provenza, el Mont Ventoux es una montaña aislada, expuesta al viento y con un perfil desolador en sus kilómetros finales. La subida tiene 21,5 kilómetros de longitud con un desnivel del 7,5%, y tramos que superan el 10%. Pero si el Ventoux es famoso, no es solo por su dureza, sino por las historias que ha inspirado.
La más trágica es la del británico Tom Simpson, que perdió la vida en sus rampas en 1967, víctima del esfuerzo extremo, el calor y un cóctel de sustancias que marcó un antes y un después en la regulación médica del ciclismo. Desde entonces, el lugar exacto donde cayó Simpson se ha convertido en un sitio de peregrinación para los aficionados, que cada año dejan allí bidones, flores y banderas como homenaje.
Col du Tourmalet
Pocas montañas resumen tan bien el espíritu del Tour de Francia como el Col du Tourmalet. Es el puerto más veces ascendido en la historia de la carrera y el primero que introdujo la alta montaña en el ciclismo profesional, allá por 1910. Forma parte de los Pirineos y cuenta con varias vertientes, siendo la de Luz-Saint-Sauveur la más habitual.
Con una longitud de 17,1 kilómetros y un desnivel del 7,3%, el Tourmalet ha visto pasar a gigantes como Merckx, Indurain o Quintana. Su cima está coronada por una estatua en honor a los pioneros del ciclismo.
Col du Galibier
El Col du Galibier es una de las cimas más imponentes del Tour de Francia. Superando los 2.600 metros de altitud, marca el punto donde el ciclismo se convierte en un reto físico y mental. Su presencia en la carrera desde 1911 lo ha convertido en símbolo de resistencia, escenario de ataques históricos y territorio reservado solo para los más fuertes. La altitud extrema, el aire escaso y el paisaje imponente lo transforman en un puerto donde se prueba algo más que la forma: se pone a prueba el carácter.
A lo largo de la historia, el Galibier ha decidido clasificaciones, roto alianzas y consagrado campeones. Es una cima que impone respeto, incluso antes de subirla. Cuando aparece en el recorrido -como en la etapa reina del Tour 2025- todo cambia: las tácticas se afinan, el silencio domina las cunetas y el Tour entra en una dimensión más dura y más legendaria.