A buen seguro va a herir sensibilidades, porque no es apto para los más sensibles lo que le sucedió a Joel Embiid en el partido entre los 76ers y los Thunder. El jugador de Philadelphia se dislocó completamente un dedo de su mano izquierda después de una acción en defensa sobre Adams.

Inmediatamente, Embiid se dirigió al banquillo para recibir el tratamiento necesario después de que se dislocase el dedo. "Sentí un chasquido y pensé que me lo había roto. En las radiografías me dijeron que no era nada. Despues, no pude saltar con ambas manos, aunque a veces sí pude hacerlo. Me dediqué a seguir jugando", cuenta.

Lo cierto es que sí siguió jugando, y contribuyó a la victoria de su equipo con 18 puntos, 9 rebotes y 8 asistencias. Y es que parecían más afectados sus compañeros que él mismo.

"Casi vomito cuando lo vi", afirma Ben Simmons.