Tres minutos. Es lo que dedica el documental 'Tres Minutos: Una Exploración' a una cinta que dura eso, 180 segundos, y que recoge imágenes de un pueblo judío que fue deportado. En su mayoría, no sobrevivieron. Fueron víctimas del Holocausto.

Esa cinta es la prueba de que vivieron, de que existieron. Lo que pretendía ser un simple recuerdo de las vacaciones por Europa de David Kurtz acabó convirtiéndose en la única memoria viva de todos ellos.

Ahora, Bianca Stigter, la directora del documental, se para en cada detalle, haciendo zoom y sacando cada gesto, cada mueca y cada detalle de una imagen que es historia.

También se intenta buscar al dueño de una tienda, pero el intento queda en nada debido a la mala calidad de la imagen... hasta que llega una secuencia que se detiene y se encuentra al señor Chandler, el único superviviente vivo del Holocausto en este pueblo polaco.

Estas imágenes son un alivio para ellos y para sus familias, ya que son la única prueba que prueba que existieron, la única que el Holocausto no pudo borrar.