A la Fundación Francisco Franco no le gusta que al dictador le hayan convertido en un saco de boxeo. Se llama Punching Franco y es obra del autor Eugenio Merino: "Me pareció una buena terapia tener un punching para poder pegarle y que se desahoguen las víctimas del franquismo".

Esta escultura es la culpable de que el artista haya tenido que acudir a un juicio en Madrid por daños al honor. Eugenio opina que "debería hacer pensar a la gente que llevan a juicio a personas que jercen su derecho a la libertad de expresión".

La fundación Francisco Franco, que vela por salvaguardar el legado del dictador, le reclama 12.000 euros al artista. "Resulta ofensivo para cualquiera, basta decirle que ponga su cara o de cualquiera de sus familiares"dice Jaime Alonso, vicepresidente 'Fundación Francisco Franco'. Él a su vez, reclama entre 300 y 4.000 por que hay mala fe en la demanda.

Susana Plaza, abogada de Eugenia Merino, dice que "sólo encontramos la justificación en esa manía persecutoria de esta fundación con Eugenio". De hecho, el precedente existe. Es la segunda vez que Eugenio Merino se ve las caras con los defensores de Franco. El año pasado ya le demandaron por considerar que esta escultura resultaba una "intromisión ilegítima en el honor". La demanda fue desestimada. Algo que podría ocurrir esta vez, porque la fiscalía ha dicho que aquí no ve daño al honor.