La precariedad, la incertidumbre y la desafección frente al anhelo por alcanzar un mañana, al menos, tangible y estable. En esta encrucijada existencial crece y se hace fuerte 'Ruinas futuras', cortometraje documental codirigido por Elvira Arbós, Francisco Armenteros, Ran Chen y Carolina Sánchez que deja atrás la crisis milenial para retratar a la nueva generación perdida: los Z. La pieza, producto de la ECAM y aspirante a la nominación por el Goya a Mejor Cortometraje Documental, bucea en el complejo presente de un grupo de estudiantes del Colegio Mayor Chaminade que juegan en la intimidad de sus habitaciones a adivinar quiénes son y qué será de ellos.

El misterio alrededor de una cápsula del tiempo escondida por otros alumnos en el pasado, esperando eternamente a ser encontrada, sirve de pretexto para dar pie a un relato joven, feminista y queer, impregnado a su vez de rebeldía, confesiones sagradas y consideraciones vitales efímeras. Todo recogido en una cinta de 30 minutos que acaba siendo, de facto, una cápsula del tiempo en sí misma; preservando en su interior los recuerdos forjados a partir de horas y horas de material grabado. Las conversaciones sobre política, las clases sociales, el amor, el futuro o la propia identidad tejen una suerte de memoria compartida que marca distancias con las pretensiones y luchas de padres y abuelos.

Ahora, las realidades, y por tanto las preocupaciones y las expectativas, son otras. "¿Sabes cuál va ser el problema del futuro? Que ahora mismo los únicos que tienen hijos son los fachas"; "Mi problema es que yo no tengo pasión por nada"; "Creo que me obsesionaría menos si mis padres tuvieran más dinero"; "¿No os da pánico mudaros a un sitio por trabajo que sea una ciudad dormitorio en la cual no hay nada de interés cultural? No hay nada, solo personas sin más interés que darle el bocata sin corteza a sus hijos". Se da así un retrato generacional falto de certezas y seguridades que persigue de la misma manera a los directores de 'Ruinas futuras'.

Queríamos mostrar la esencia más pura de lo que significa ser joven"

"Cuando imaginábamos nuestro futuro después de la universidad, que cada vez se hacía más cercano, no había otro escenario que la incertidumbre. Éramos jóvenes, pero pronto íbamos a dejar de serlo. Decidimos entonces que nuestra película hablaría de ese sentimiento", reconocen Armenteros, Chen, Arbós y Sánchez, para quienes este proyecto se convirtió "en un autorretrato". Esto es, poner frente a frente "la esencia más pura de lo que significa ser joven" con el temor a dejar de serlo. De ello dan fe las preguntas y respuestas que se conceden los protagonistas, como también lo hace la fotografía que les acompaña, explicitando inmóvil y atenta al detalle el conflicto interno que disfruta y sufre cada uno.

Imágenes que capturan la idiosincrasia de cada habitación a través de los elementos decorativos que las componen, de los gestos de sus habitantes en su zona de confort; de la pérdida de expresión propia cuando quedan vacías. "Nos decantamos por planos fijos y abiertos que captasen pequeños fragmentos de la realidad de estos jóvenes", certifican las autoras de una pieza disponible en Filmin tras su exposición internacional -en el festival suizo Visions du Reel- y nacional -en la Seminci de Valladolid y L'Alternativa de Barcelona-. Ahora busca, ante los galardones más importantes de la cinematografía española, dar voz a los jóvenes de hoy que serán las ruinas del mañana.