Sin preparativos, entre transiciones políticas y ritmos apabullantes por la convivencia de lo antiguo, lo viejo, lo nuevo, lo vanguardista y lo simplemente ruidoso, nació la Movida Madrileña. Hoy, se podría convertir en un relato oficialista si no fuese por el testimonio que de él da el cine español desde hace unos años.

Quizás nada explique mejor ese tapiz imposible de rostros, grupos, estilos y relaciones que se superponen y que disparan sus hilos en mil direcciones.

Sin preparativos, entre transiciones políticas y ritmos apabullantes por la convivencia de lo antiguo, lo viejo, lo nuevo, lo vanguardista y lo simplemente ruidoso, nació la Movida Madrileña. Hoy, se podría convertir en un relato oficialista si no fuese por el testimonio que de él da el cine español desde hace unos años.

Quizás nada explique mejor ese tapiz imposible de rostros, grupos, estilos y relaciones que se superponen y que disparan sus hilos en mil direcciones.

"Yo veía que los trenes iban y venían. Era como un mensaje: había que irse, había un mundo más allá", cuenta Loquillo, uno de los referentes clave en la Movida. Junto a él, también Antonio Vega, miembro de Nacha Pop, se convirtió en un ídolo de esta inusual respuesta cultural nacida en los años 80.

"En el momento en el que subí a un escenario en aquel mundo de magia, de fantasía que yo me había dibujado, elaborado, desde abajo, fue como descubrir de pronto las puertas del cielo", relata el músico.

No fueron Loquillo y Vegas los únicos en revitalizar el triunfo de la música pop en España. Los nuevos sonidos electrónicos de la Movida llegaron con Esplendor Geométrico, y fueron grupos como Commando 9mm quienes pusieron el punto punk y macarra a esta corriente cultural. "Lo que la gente buscaba era un sitio para ver conciertos", cuenta Manolo Uvi, voz de Commando 9mm.

Ellos son sólo una pequeña (pero importante) fracción de los músicos que hicieron de la España de los 80 una época de oro para la música y una revolución para la moda y la cultura.