Dice Jesús Carrasco en la entrevista facilitada por Seix Barral que "a las manos podría dedicarle una docena de libros". Por el momento lleva uno, Elogio de las manos, con el que acaba de ganar el Premio Biblioteca Breve 2024 dotado con 30.000 euros. "Sin manos no habría escritura, ni bisontes en Altamira, ni artesanía, ni fuerza de trabajo, ni proletariado, ni capitalismo, ni revolución industrial ni descubrimiento de América".

"Sin manos no habría escritura, ni bisontes en Altamira, ni capitalismo, ni revolución industrial ni descubrimiento de América"

Y sin manos tampoco existiría esta historia, con la que se ha impuesto a otros 771 autores "por su originalidad en tanto que parábola sobre la importancia del trabajo manual como origen último del arte, y por la riqueza de una prosa tan precisa como llena de emoción".

El jurado, en el que también ha estado presente la ganadora del año pasado, Rosario Villajos, ha destacado que se trata de "una novela curativa y luminosa que narra el proceso de restauración de una casa en el campo que termina redimiendo a la familia que la ocupa".

Sobre 'Elogio de las manos'

Elogio de las manos es más que una obra sobre las manos. Es una celebración de la vida y cómo esta se construye a través de pequeñas experiencias cotidianas. Una vida que, como descubriremos a lo largo de 320 páginas, cabe en una casa. Los amigos, la familia, los vecinos, los animales... También el miedo. Todo cabe en una casa.

Carrasco nos sitúa en 2011. El narrador de la novela, junto a su familia, llega de casualidad a una casa en ruinas en un pequeño pueblo del sur de España. El propietario, que quiso montar unos modernos apartamentos que jamás llegaron a levantarse, les permite hacerse cargo de ella mientras él busca financiación para relanzar el proyecto. Durante años, los protagonistas la repararán con sus propias manos, transformándola en un acogedor lugar de encuentro.

"No hay explosiones, ni misterios esotéricos, ni tiroteos. Hay gente que cocina, que limpia el baño, que arregla la parra"

"No hay explosiones, ni misterios esotéricos, ni tiroteos. Hay gente que cocina, que limpia el baño, que arregla la parra, que juega al parchís, que lee. Ese tipo de cosas que le suceden a todo el mundo todos los días", señala el autor, que esconde toda una serie de reflexiones detrás de un argumento sencillo. Una de ellas, la de sentirnos cómodos con la posibilidad de la finitud. "La casa tiene su propia historia. Para empezar, no es de nuestra propiedad, aunque la hayamos habitado. Desde el primer día sabemos que la van a derribar así que todas esas pequeñas experiencias diarias se ven condicionadas por el hecho de que no se proyectarán hacia el futuro. La casa caerá igual que la vida termina. Sin más".

Un autor de la casa

Si el año pasado la editorial Seix Barral premiaba -y sumaba a su catálogo- a una de las narradoras españolas más prometedoras, Rosario Villajos, autora de La educación física, en esta ocasión el galardón recae en un autor de la casa.

Jesús Carrasco irrumpió en el panorama literario en 2013 con Intemperie, novela multipremiada que el director Benito Zambrano llevó a la gran pantalla en 2019. Después vinieron, también en Seix Barral, La tierra que pisamos (2016), Llévame a casa (2021), y, con esta última, una confesión: "Sentía presión autoimpuesta, un peso en mi escritura que no me dejaba respirar", nos contaba en esta entrevista.

"Trascendente es darte cuenta de que eres incapaz de medir el amor por tus hijos"

Con su cuarta novela, "la más personal", confiesa, regresa a las librerías el 6 de marzo. Y lo hará con un libro que también defiende el disfrute de lo fugaz, la lentitud y el fracaso en la vida. "Trascendente es darte cuenta de que eres incapaz de medir el amor por tus hijos, por ejemplo. Eso puede suceder antes de acostarse, mientras te tomas un yogur en la cocina vacía".