Un hilo de Twitter viral ha demostrado los peligros de las lluvias torrenciales cuando hay tiempos de sequía. Con la DANA que amenaza a España surge una especial preocupación por los efectos adversos sobre el suelo. Este experimento casero y sencillo fue demostrado por el doctor Rob Thompson de la Universidad de Reading, Inglaterra. Con solo unos vasos y distintos suelos, advierte del peligro de la lluvia tras la sequía: inundaciones repentinas.

La DANA hace referencia a la depresión aislada a niveles altos, pero es coloquialmente conocida como gota fría. Sucede cuando una masa de aire frío —en altura— choca con una de aire caliente —en la superficie. Esto puede provocar chubascos y tormentas intensas.

El problema en sí no es que llueva. Hay dos factores que deben confluir; tan solo hace falta un suelo seco tras las olas de calor —y sequías— y mucha agua en poco tiempo. El doctor para demostrar esto solo utilizó un vaso lleno de agua y lo depositó boca abajo en el suelo para replicar los efectos de la lluvia súbita. Para comparar los efectos usó césped húmedo, suelo normal durante el verano y uno ya abatido por el calor.

Los resultados fueron inmediatos. El suelo húmedo absorbió el agua sin dificultades y en segundos. El suelo normal lo absorbió con mayor dificultad, y le costó el doble del tiempo lograr la absorción. Sin embargo, fue otra la historia con el suelo seco. Cabría pensar que algo seco absorbe con rapidez, como lo haría una toalla absorbente, pero ocurre todo lo contrario.

El agua apenas fue absorbida unos cuantos mililitros y para llegar a este punto hizo falta mucho más tiempo que con los otros dos vasos. Por ende, el suelo no sería capaz de absorber grandes cantidades de agua durante una tormenta después de haber estado en sequía. El agua se quedaría encima del suelo y comenzarían a producirse las inundaciones.

Nahúm Méndez, autor de ‘Un geólogo en apuros: un viaje a través del tiempo y hacia lo más profundo de la tierra’, le contó a laSexta que esto puede deberse debido a dos factores. El primer factor puede ser “el depósito de sustancias hidrófobas, que hacen como una película sobre el suelo y que dificulta la absorción del agua”. El segundo factor puede deberse a “la compactación del suelo, que cierra los poros y hace que el agua tenga mucha más dificultad para ser absorbida”.

Ambos factores ocasionan que el suelo seco por la sequía rechace el agua de una u otra manera. Esto es especialmente preocupante para España debido a la sequía actual y que estas no harán más que aumentar con el cambio climático.

El Mediterráneo tiene un calentamiento de 1,1 ºC por encima de la media global según los datos del último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en febrero de 2022. Las predicciones de los científicos advierten de que habrá unas reducciones de lluvias en la zona de entre un 5 y un 20 por ciento.

Por ende, con la sequía actual que afronta España, una DANA que traiga consigo grandes cantidades de lluvia o una tormenta repentina podría causar inundaciones muy fácilmente porque el suelo no tiene el tiempo suficiente para absorber el agua antes de que esta se acumule y desborde.