Reciclar tiene recompensa. El paso del tiempo ha demostrado que no es necesario ser un experto en crisis climática para dilucidar las ventajas de tirar nuestros residuos donde toca. Ya sea en la calidad del medioambiente, en la limpieza de las propias calles o en materia de salud —la correcta gestión de los residuos se traduce en una reducción del CO2 en la atmósfera y un ahorro de materias primas— reciclar siempre devuelve un beneficio a cambio. Pero, ¿y si este también se traduce en lo social?

Bajo esta idea nació uno de los proyectos medioambientales más ambiciosos que se han realizado en España. Y no es una hipérbole, debido a que literalmente está presente en todas y cada una de las comunidades autónomas del país. Se trata de RECICLOS, el Sistema de Devolución y Recompensa (SDR), desarrollado por Ecoembes, que premia a la ciudadanía por reciclar. Su funcionamiento es sencillo, a través del móvil, la persona solo tiene que escanear el código QR que aparece en el contenedor, lo que hará que consiga los puntos que podrá canjear por premios sostenibles y sociales. Así, para fomentar el consumo racional y responsable de latas y botellas de plástico de bebidas, RECICLOS establece un límite semanal de puntos.

De Getafe (Madrid) a Bullas (Murcia). De Santiago de Compostela (Galicia) a Badalona (Cataluña). RECICLOS, desde que arrancase su andadura en 2019, ha implantado la nueva tecnología a 14.648 contenedores amarillos, que pueden utilizar hasta 3,2 millones de ciudadanos. Y cada vez son más, debido a que, si en 2019 se sumaron al proyecto cuatro municipios, en cuestión de 2 años su extensión se ha ampliado hasta cerca del medio centenar, como se aprecia en el siguiente mapa:

Sant Boi de Llobregat, el ejemplo de uno de los pioneros

Allá por junio de 2019, un municipio del área metropolitana de Barcelona, concretamente de la comarca del Bajo Llobregat, decidió ser uno de los primeros en sumarse al proyecto RECICLOS. Era Sant Boi, una ciudad con cerca de 80.000 habitantes donde la alcaldesa, Lluísa Moret, buscaba un cambio en los hábitos de sus vecinos.

"Elegimos dos barrios: Marianao y Ciutat Cooperativa-Molí NouApenas", cuenta la mandataria a laSexta.com. Por aquel entonces, explica Moret, la localidad acababa de renovar su pacto de alcaldes y alcaldesas por el clima y la energía, "que establecía objetivos muy ambiciosos para reducir drásticamente en las ciudades de toda Europa las emisiones de gases de efecto invernadero".

La cuestión es que la incorporación de RECICLOS fue un huracán. "Ya en septiembre se hizo extensiva a todo el municipio", subraya. "La acogida de este proyecto de reciclaje 5.0 ha sido muy satisfactoria desde el primer momento. La ciudadanía ha incorporado de muy buen grado un elemento de la vida cotidiana, como es el móvil, a su responsabilidad cívica".

Como apunta la alcaldesa, las cifras de este proyecto hablan por sí solas. Si bien en 2019 había un millar de registrados y solo dos barrios con contenedores de RECICLOS, ahora estas cifras han subido hasta los 4.380 usuarios, que hacen un uso diario de los 300 puntos habilitados en la ciudad. "Los vecinos y vecinas están mostrando un grado de compromiso ejemplar", celebra Moret.

Los datos muestran por qué es eficiente: la recogida de envases ha crecido en un 25%

RECICLOS puede ser un proyecto "innovador", como afirma la alcaldesa, pero toda esta innovación, al final, debe traducirse en una mejora en los resultados. Y este proyecto, sin duda, ha reforzado el hábito del reciclaje en Sant Boi.

Para hacerse una idea, en los dos años que lleva la iniciativa en marcha, los ciudadanos de Sant Boi han echado un 25% más de envases en el contenedor amarillo. Además, solo el año pasado, se recogieron 1.560 toneladas de envases en los contenedores amarillos. Es decir, 18,7 kg por habitante —si llenaras una maleta con esa cantidad, alguna que otra aerolínea te dejaría fuera por exceso de peso—.

Ahora bien, esto no es más que el inicio del camino, recuerda la dirigente. Tras estos avances, desde Sant Boi esperan proseguir en su lucha por el medioambiente. No obstante, casi sin saberlo, esta ciudad ha aportado no un grano, sino una montaña de arena.

"Gracias al proyecto RECICLOS estamos actuando como laboratorio de innovación a escala estatal en el uso de la tecnología para la mejora del reciclaje de residuos, un objetivo indispensable para luchar contra el cambio climático", sentencia Moret, que no duda en animar a la población a sumarse: "La corresponsabilidad es un elemento clave para dar respuesta a los retos del cambio climático", concluye.

Reciclaje que se traduce en beneficio social

Todas estas son iniciativas que impulsan ese interés extra en el reciclaje. Como decía Lluísa Moret, alcaldesa de Sant Boi, todo se basa en la corresponsabilidad. Y si no, que se lo digan a la ciudadanía de este territorio que, en estos dos años de RECICLOS, han logrado sumar un total de 102.000 puntos, que no se traducen en otra cosa más que en mejoras sociales.

"Reciclos ofrece a las personas usuarias incentivos individuales que son pequeños premios por implicarse con el reciclaje de envases, pero también propone incentivos colectivos que han obtenido muy buena aceptación", apunta Moret. Puntos que se han destinado a "causas colectivas de interés social y comunitario".

Por ejemplo, para la tienda de Alimentos Solidarios —que cubre las necesidades básicas de alimentación de las familias de la localidad—, o para un proyecto relacionado con la plantación de árboles en el espacio público, además de una aportación que se realizó puntualmente durante la pandemia al Col·legi de Metges de Barcelona para comprar material sanitario (como guantes o mascarillas).

Hasta se han repartido tarjetas para motivar el consumo en el comercio local, después de que la pandemia haya sacudido la economía de miles de hogares. Un factor común que ha liderado este municipio catalán, pero que se ha traducido también a otras ciudades.

Por ejemplo, en la localidad murciana de Bullas, los puntos recibidos por la ciudadanía fueron 'cobrados' a través de material sanitario (mascarillas y geles hidroalcohólicos) para ayudar a los vecinos. En Sevilla, en cambio, los vecinos donaron sus puntos al Banco de Alimentos de la ciudad, mientras que en Getafe se contribuyó a la recogida navideña de alimentos de Cruz Roja. En este sentido, hay que tener en cuenta que RECICLOS establece un límite semanal de puntos.

Tecnología para reciclar lo que consumes en casa, pero también fuera

El funcionamiento de RECICLOS, a pesar de su compleja infraestructura —cuando se dice que la revolución tecnológica afecta a todo, es a todo; hasta al contenedor de basura—, en realidad es bastante sencillo. De hecho, solo se necesitan tres cosas: un móvil, una lata o botellas de plástico de bebida y un contenedor.

Ahora bien, aunque RECICLOS ha sido capaz de hacer mella en decenas de localidades, no es suficiente. Hay miles de espacios, en miles de ciudades, que dan pie a desarrollar un reciclaje inteligente, tecnológico y, sobre todo, útil.

El objetivo de la iniciativa es facilitar el reciclaje con recompensa de esos envases fuera de casa. Por eso, la iniciativa también ha impulsado máquinas de reciclaje que, ubicadas en lugares como estaciones de transporte, hospitales o centros comerciales, permiten acercar la protección del medio ambiente. Una especie de smartcontenedores que no le habrían venido nada mal al pequeño robot de la película Wall-E.

Un hombre echa una botella de refresco en una máquina de RECICLOS

En concreto, RECICLOS ya ha puesto en funcionamiento 51 máquinas de reciclaje, distribuidas en estaciones de ferrocarril en Barcelona, Valencia, Denia, Madrid, Sevilla, Alicante, Ourense... De nuevo, persona que recicla, recompensa que recibe y premio para el medio ambiente.

Al fin y al cabo, son iniciativas que impulsan ese interés extra en el reciclaje. Porque ya no es solo cuestión de cuidar el medioambiente y nuestro planeta, también es cuestión de cuidarnos entre nosotros.