En varias ocasiones se ha intentado el trasplante de corazón entre animales de diferentes especies. Habitualmente se suprimen las defensas del trasplantado para que acepte el órgano ajeno, pero en el caso de los babuinos, los corazones que se les trasplantaron fueron de cerdos modificados genéticamente para que sus órganos fueran similares a los de los monos.

Christoph Knosalla, doctor del Centro Cardíaco Alemán ha asegurado que la insuficiencia cardíaca, en la que el corazón no puede bombear sangre alrededor del cuerpo de manera eficiente, es un problema de proporciones épicas, y ha añadido: "El número de adultos que viven con insuficiencia cardíaca en Estados Unidos se espera que llegue a más de 8 millones en el 2030, y muchas de estas personas morirán a la espera de un órgano de un donante".

Los cuatro animales con los que se realizó el experimento científico lograron sobrevivir desde tres meses los menos longevos a los 195 días los dos restantes, cuando tuvieron que ser sacrificados. Hasta entonces, los primates que habían sido pacientes de un xenotrasplante, de una especie a otra, solo habían sobrevivido durante 57 días.

Para lograr que el órgano se mantuviese en buen estado durante el proceso, se les bombardeaba de un fluido de sangre oxigenada con nutrientes y hormonas. Los monos morían al cabo de un mes porque el corazón del porcino crecía una vez trasplantado; este extraño suceso ocurría a causa de que la presión sanguínea de los babuinos es mayor que la de los cerdos, por lo que se les redujo la presión sanguínea y se les aplicaron tratamientos hormonales.

Una experta del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, en Barcelona, ha asegurado que el campo del trasplante entre especies estaba paralizado a causa de que no daban con el modelo de animal adecuado. Ahora, una vez se ha comprobado como se comportan los órganos de los cerdos modificados por edición genómica, no se descarta que puedan probarse en humanos, aunque por el momento no es 100% funcional.