En 1859, la Tierra sufrió una de las tormentas solares más potentes que se han registrado en la historia humana. Entre el 1 y el 2 de septiembre de ese año, la eyección de masa coronal (así se llama a la erupción solar de gran calibre procedente de la estrella) provocó numerosos fenómenos anormales en diferentes puntos del mundo.

Se pudieron ver auroras en zonas tan extrañas como Roma, Madrid o todo el norte de América. Pero el efecto de esta tormenta solar también provocó el fallo genérico de los sistemas telegráficos en Europa y Norteamérica que se habían puesto en marcha pocos años antes, entre otras consecuencias.

A partir de ese acontecimiento, se pusieron en marcha investigaciones para intentar comprender por qué se daban estas tormentas y qué efectos podrían causar a largo plazo en nuestro planeta. Recientemente, miembros de la Universidad de Durham y el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA han hecho un importante hallazgo en lo que a mecanismos que originan la erupción se refiere.

Según el descubrimiento, publicado en la revista Nature, explica que, a diferencia de lo que anteriormente se consideraba una hipótesis plausible, las erupciones solares de gran y pequeña escala serían activadas mediante un mismo proceso denominado 'reconexión magnética'.

A partir de simulaciones en 3D para relacionar en términos teóricos las erupciones a gran y pequeña escala, los científicos observaron que el proceso de 'reconexión' de los chorros coronales y las eyecciones de masa coronal (CMEs) -filamentos en los chorros disparados cuando las líneas de campo magnético que estaban sobre de ellos se rompen y unen de nuevo- es similar.

La diferencia radica así en la fuerza y la estructura que produce el propio campo magnético en torno al filamento. De ahí se determina, entre otros elementos, el tipo de erupción solar que podría darse. Este hallazgo se antoja importante en el estudio del funcionamiento del sol y, especialmente, para prever sus posibles 'movimientos'.

Una erupción solar a gran escala liberaría tal radiación electrómagnética que podría llegar a destrozar las conexiones por satélite y dejar sin funcionamiento a todos los dispositivos electrónicos que funcionan actualmente en la Tierra, además de otros efectos.