En España se diagnostican más de 78.000 casos de cáncer cutáneo al año, según el Informe de Heliocare 'Buenos hábitos al sol'. La buena noticia es que cada vez más jóvenes (la cifra ya alcanza el 95%) son conscientes de que los malos hábitos al sol pueden derivar en cáncer de piel, pero la mala es que tan solo el 40% de ellos usa protección solar, o no se la reaplica a lo largo del día.
Además, la intensidad de la radiación solar en España ha cambiado, aumentando un 2,3% en los últimos diez años. Por eso, es crucial saber qué son los melanomas, por qué aparecen y cuáles son sus señales de alarma.
Según el Observatorio del Cáncer AECC, el melanoma es el nombre genérico de los tumores melánicos o pigmentados. A pesar de que la mayoría de los melanomas se originan en la piel, también pueden aparecer en otras superficies del cuerpo, aunque se ha observado que el melanoma aparece con más frecuencia en zonas del cuerpo expuestas al sol y que hay mayor número de melanomas en latitudes más cercanas al ecuador.
La supervivencia al melanoma está mejorando estos últimos años, probablemente debido a su diagnóstico temprano. Es importante que el propio paciente se vigile los lunares nuevos o cambios en lunares ya conocidos, según explican desde el Observatorio del Cáncer AECC. Los melanomas por lo general no son dolorosos. La primera señal del melanoma con frecuencia es un cambio en el tamaño, forma, color o sensación de un lunar existente.
Es necesario consultar al dermatólogo cuando se observen cambios en un lunar. La regla del ABCD nos puede ayudar a distinguir un lunar normal de un melanoma:
A: Asimetría: que la mitad de un lunar no es igual que la otra mitad.
B: Bordes irregulares: desiguales, borrosos o dentados.
C: Color: los colores más peligrosos son los rojizos, blanquecinos y azulados sobre lesiones de color negro.
D: Diámetro: cuando el lunar mide más de 6 milímetros o aumenta de tamaño (mayor de 6 mm).
En cualquier caso, se recomienda evitar la exposición solar de manera excesiva y siempre emplear protectores solares de alto índice de protección tanto bajo el sol como cuando se está expuesto a otras fuentes artificiales, como las lámparas bronceadoras de ultravioletas.
¿Qué consecuencias tiene una quemadura solar?
Cuando nos hemos quemado con el sol es muy importante reparar el daño sufrido por nuestra piel. Los síntomas de una quemadura van desde el "enrojecimiento, dolor e hinchazón a nivel local, hasta incluso fiebre y malestar general en caso de quemaduras graves. Es importante rehidratar la piel con alguna crema o gel y rehidratarse bebiendo agua", explica el farmacéutico Enrique Bernat, que recalca que las quemaduras solares "repercuten enormemente en la salud de la piel".
Hemely Varela, directora de Formación de Darphin, explica que si "la exposición solar es continua se favorece que las células puedan volverse cancerígenas, generando melanoma. Cada vez que nos quemamos se provocan mutaciones celulares, originando células dañinas que invaden nuestra piel, lo que tiene graves efectos para la salud".
Un gesto imprescindible tras una quemadura es aplicar una crema con efecto refrescante. La directora de formación de Darphin nos revela un truco: "Se puede potenciar su efecto refrescante colocando el producto unos minutos antes del uso en la nevera".
Incluso aunque no nos quememos, Enrique Bernat (Farmacia Bernat) incide en la necesidad de utilizar siempre protección solar, ya que cuando no se utiliza "se aumenta las posibilidades de padecer un caso de melanoma en el futuro. Es importante sobre todo controlar la aparición de lunares nuevos en la piel y controlar que tengan buen aspecto. Ante cualquier duda hay que acudir al dermatólogo".
La queratosis actínica: otra señal de alarma
Otra lesión en la piel que puede aumentar con la exposición prolongada al sol es la queratosis actínica: lesiones precancerosas elevadas, oscuras y ásperas. La queratosis actínica afecta cada vez a más personas, consecuencia de varios años de exposición a la luz solar.
Es importante su inmediato tratamiento ya que algunas queratosis actínicas pueden desarrollar cáncer de piel, explica la Dra. Aurora Garre, medical marketing manager en ISDIN, quien añade que para su prevención y su tratamiento es necesario utilizar un tipo de fotoprotector específico: el Eryfotona AK-NMSC SPF100+, que reduce y mejora el campo de cancerización cutáneo subclínico.
La diferencia con respecto al resto de protectores es que aporta un SPF100+ y la tecnología DNA Repairsomes, una enzima reparadora del daño acumulado en el ADN celular de la piel y que es capaz de revertir las mutaciones causadas por la radiación solar. La Dra. Aurora Garre indica que debe aplicarse generosamente en todas las zonas fotoexpuestas y afectadas por el cáncer de piel o la queratosis actínica por la mañana y a mediodía todos los días del año.
Publicado en la revista 'Nature'
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