MINICOCHES EN NÜRBURGRING
En plena era de la electrificación, hay quien presume de récords con motores diésel
Repasamos la visita de los Ligier al Infierno Verde. Vídeo incluido con la vuelta completa, aunque advertimos: mucha paciencia.

Publicidad
Más un paseo por el Infierno Verde que una vuelta rápida. Menos vértigo que lo que sienten los pilotos de Fórmula 1 en las vueltas de formación y, ni hablar, más lento que los monoplazas cuando van detrás del safety car. El logro de este coche eléctrico es un logro extraño, pues tarda en recorrer los 20,8 kilómetros de Nürburgring Nordschleife casi el tiempo promedio que un EV actual logra pasar del 10 al 80 por ciento de capacidad de energía de su batería en carga rápida.
Luego, sí, está el logro concreto que indica que, hasta lo hecho por el Ligier JS50 "Ultimate Racing Experience", ningún cuadriciclo había registrado sus tiempos en el circuito alemán. Un récord sin precedentes, pero al mismo tiempo intrascendente, sin desmerecer a Ligier.
Es que es difícil analizar las vueltas de los JS50 dentro de los márgenes de la esencia de las tradicionales pruebas de Nürburgring, cuyas vueltas son más que ello. Representan velocidad a contrarreloj y, por ende, velocidad extrema o medianamente extrema, a lo sumo. Lo que estos coches no ofrecen. Más un paseo que una vuelta rápida, lo dicho.

Minicars de 8 CV en Nürburgring
La visita de los Ligier a Nürburgring tuvo lugar hace poco más de un mes y se dividió en tres turnos, pues el objetivo fue probar el desempeño en sus tres configuraciones: eléctrico liviano, eléctrico pesado y diésel liviano, los tres equipados del mencionado acabado "Ultimate Racing Experience". El diésel, el Ligier JS50 L6e REVO D+, fue el que necesitó unos segundos de más para completar la pista y firmó un tiempo de 28:25,814 minutos. Los EV fueron más rápidos.
El Ligier JS50 L6e Electric firmó la vuelta en 27:55,580 minutos y el L7e Electric en 19:53,367. No es sorpresa, pues un L7e es un cuadriciclo pesado y, por lo tanto, pueden correr a hasta 75 km/h aprovechando su potencia límite de 20 caballos, contra los 45 km/h máximos de los ligeros L6e, que pueden producir hasta 8 CV. Insisto: el merecimiento de Ligier está fuera de discusión, más viniendo de un fabricante fundado por alguien que supo lo que fue haber estado en 50 podios de la F1.
Sin embargo, cuesta ver las fotos tomadas durante la sesión, con estos minicars posando cual supercar con Nürburgring de fondo, sin creer que lo que se está viendo no es una parodia, y eso que parte del encanto de Nürburgring es, más allá de su esencia aclarada, la democracia de los coches que van a probarlo. El proyecto de esta prueba, consciente o inconscientemente, fue una parodia. Por supuesto, Ligier registró las vueltas en modo on board y aquí puedes ver la del L7e, una oda al silencio, al remanso y no apta para quienes se quedan esperando algo que no ocurrirá. Un paseo.
Publicidad