¿Ha dejado el coche diésel de ser la mejor opción?

Párate a pensarlo. 7 de cada 10 coches que se venden en España están equipados con un motor diésel. Es muy posible que tu coche tenga un motor diésel. El escándalo de los TDI del Grupo Volkswagen sólo ha evidenciado la complejidad actual de los motores diésel, sujetos a estrictas normas anticontaminación y equipados con caros y sofisticados sistemas para mantener sus emisiones a raya. Los diésel ya no son aquellos motores indestructibles de antaño, y de hecho, ya no son la opción idónea para la mayor parte de sus compradores. Dejadme que os lo explique.

Los sistemas anticontaminación de un motor diésel son muy complejos

Un motor diésel moderno nada tiene que ver con el de un diésel de finales de los años 90. Sus sistemas de inyección common-rail trabajan a una altísima presión y usan inyectores piezo-eléctricos extremadamente caros. Las normativas europeas anticontaminación - está en vigor desde septiembre la normativa Euro6 - exigen que los gases de escape salgan mucho más limpios que antaño. Atrás quedaron, por fortuna, aquellas humaredas que los diésel producían al acelerar y aquellos olores penetrantes al circular detrás de un vehículo con motor diésel.

Para que un diésel sea limpio, recurre a varios sistemas. Uno de los más conocidos es el filtro de partículas, instalado en el escape y conocido por sus siglas DPF. Filtra los gases de escape mediante una serie de tamices metálicos muy finos, quemando las partículas en suspensión de los gases de escape. Necesita una temperatura muy alta para funcionar correctamente, que sólo se alcanza tras varios minutos de funcionamiento. La EGR - o válvula de recirculación de gases de escape - también reduce la emisión de partículas contaminantes desde el motor. Los diésel más modernos (de 2009 en adelante) equipan sistemas anticontaminación adicionales. El más conocido es el sistema de inyección de AdBlue sobre los gases de escape. El AdBlue es un líquido sintético que se rocía sobre los gases de escape, reduciendo las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), un compuesto contaminante inherente a la quema del gasóleo. Algunos coches evitan usar el AdBlue y recurren a una trampa de NOx, que viene a ser una versión avanzada de un catalizador. Todos estos sistemas añaden complejidad a un diésel moderno.

Y a mayor complejidad, más posibilidades de que algo falle. Pero sin duda, el mayor problema está en el trato que damos a un motor diésel moderno. Ya no es un "todo vale" como en los robustos diésel de antaño. Sin un trato adecuado, estos sistemas pueden fallar de forma prematura. Y el problema es que sus averías son extremadamente caras. Cada uno de los inyectores de un diésel moderno puede costar 500 euros. El turbo puede costar tranquilamente 2.000 euros. Si no conducimos de forma adecuada, el filtro de partículas puede obstruirse con rapidez.

¿Sabes cómo tratar un motor diésel?

Conduce suavemente durante los primeros minutos. Es un consejo extrapolable a cualquier motor turboalimentado, como los diésel modernos.

Para evitar problemas con un motor turbodiésel moderno deben seguirse varios comportamientos. Uno de los más importantes es dejar el coche al ralentí al menos un minuto al arrancarlo y otro minuto al llegar a nuestro destino. Así evitaremos sufrimiento al turbocompresor. En circulación, no debemos llevar el motor en un régimen muy bajo: sus componentes internos sufren y tanto EGR como filtro de partículas pueden llenarse de hollín prematuramente. Revolucionarlo un poco más (cambiando a unas 2.000 - 2.500 rpm) en absoluto será perjudicial para el motor.

Un consejo primordial en estos motores tan complejos y apretados consiste en respetar de forma escrupulosa sus plazos de mantenimiento. El aceite es la sangre de tu motor, y no debes estirar el mantenimiento más allá de los plazos recomendados por el fabricante. Igualmente, es necesario emplear aceite de alta calidad. Por otra parte, el AdBlue se va consumiendo y si se agota el coche podría entrar en modo a prueba de fallos, y tener que ser remolcado al taller. También es conveniente vigilar el buen estado de la EGR y el filtro de partículas.

Piensa en el uso que vas a dar a tu coche

Si no vas a realizar muchos kilómetros al año (de 25.000 en adelante) y fundamentalmente fuera de ciudad, no te compensa comprar un coche diésel.

Los motores diésel siempre han sido idóneos para recorrer largas distancias con un bajo consumo. Los sistemas anticontaminación modernos necesitan de una temperatura alta y un régimen constante para funcionar de forma óptima. No les gustan los recorridos únicamente urbanos, cortos y con multitud de paradas. De hecho, si sólo usas tu coche diésel en ciudad o en recorridos muy cortos, estarás acortando su vida de forma considerable. Lo mejor para un diésel son recorridos largos por carretera y autopista, donde les da tiempo a alcanzar su temperatura óptima.

El consumo es más bajo, sí, pero una avería puede dar al traste con todo ese ahorro. Piensa también en la menor complejidad de los sistemas anticontaminación de un motor de gasolina - un catalizador y poco más - y en su mayor simplicidad mecánica. Si no vas a hacer más de 25.000 km al año, de conducción fundamentalmente extraurbana, no compensa la compra de un coche diésel. Además, su precio de adquisición es más caro que el de los gasolina, su mantenimiento puede ser más caro y el precio de los seguros es superior. Valora si de verdad necesitas un coche diésel.

Los gasolina y los híbridos gastan menos que nunca

Piensa que los coches de gasolina son cada vez más eficientes, y están ya al nivel de los diésel de hace unos pocos años. El downsizing de sus motores y sus consumos están ya muy ajustados. Son menos complejos que un diésel y sus sistemas de control de emisiones tienen muchos menos sitios por donde fallar. Si vas a circular mucho por ciudad, piensa que los híbridos son una opción idónea. ¡Por eso los taxistas los tienen! Sus consumos son muy bajos y su agrado de funcionamiento es excelente, a pesar de ser algo más caros que un gasolina o un diésel.

Por último, el foco regulatorio gubernamental podría muy pronto dejar de valorar sólo las emisiones de CO2 de un coche, y pasar a penalizar los coches con mayores niveles de emisión de NOx. En Francia hay planes para prohibir los coches diésel en ciudad, por su mayor nivel de contaminación. Lo que hoy parece una compra sensata podría no serlo dentro de unos pocos años, especialmente en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. No estamos en contra del diésel, sólo queremos enfatizar que su compra debe estar muy justificada, y para muchos, simplemente no lo está.