Aunque en los últimos meses hemos asistido al anuncio por parte de diferentes países de la prohibición de la venta y circulación de coches gasolina y diésel para una fecha concreta, el reciente anuncio realizado por parte de China sobre la instauración de medidas similares es el punto de inflexión que verdaderamente puede cambiar las reglas del juego. El gigante asiático adolece una de las situaciones más complicadas en cuanto a emisiones con muchas de sus ciudades sufriendo continuos episodios de elevados niveles de emisiones. A futuro China ya ha expresado su deseo de reconvertir el parque automovilístico hacia la movilidad eléctrica, sin embargo el anuncio de la prohibición del uso de combustibles fósiles es el primer gran paso para que toda la industria empiece a recorrer ese camino. El poder económico chino y la dependencia de muchos fabricantes internacionales de las ventas en China forzarían ese cambio que de otro modo sería más tibio y pausado. Para hacernos una idea del peso del mercado china en los fabricantes, en 2015 General Motors vendió un total de 9,8 millones de vehículos en todo el mundo, de los cuales 3,6 millones fueron a parar a China que es ya su principal comprador. La práctica totalidad de fabricantes americanos, europeos y japoneses cuentan con gran presencia en China y de aquel mercado extraen una importante cuota de sus ventas mundiales. Aunque los anuncios de países como y para prohibir las ventas de coches diésel y gasolina sean importantes, el peso de China haría que ese cambio de movilidad fuese irreversible. El Gobierno chino ha expresado estar barajando diferentes fórmulas para reducir las emisiones, estando sobre la mesa la completa prohibición del uso de combustibles fósiles, sin embargo aún habrá que esperar para conocer la hoja de ruta que seguirá China para limpiar el aire de sus ciudades. En Centímetros Cúbicos: