ANÁLISIS FRÍO DEL MERCADO

¿Comprar un coche en 2025 o aguantar el tuyo?

No te vamos a vender un coche, ni a decirte lo que debes hacer. Solo te contaremos cómo está el panorama y qué pros y contras tiene moverse ahora o esperar un poco más.

Comprar un coche nuevo

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Cambiar de coche no es como cambiar de móvil. Implica un gasto grande, tiempo y papeleo además de dudas. Muchas dudas. Las normativas medioambientales se endurecen, los precios no bajan, y entre híbridos, eléctricos y gasolina, más de uno no sabe ni por dónde le da el aire.

Eso sí, si tu coche tiene más achaques que un jubilado o no puede entrar ya a tu ciudad por la dichosa etiqueta, la pregunta no es si cambiarlo, sino cuándo y por qué opción apostar, y ahí es donde toca sentarse y mirar las cosas con calma. No te vamos a vender un coche, ni a decirte lo que debes hacer. Solo te contaremos cómo está el panorama y qué pros y contras tiene moverse ahora o esperar un poco más.

Cambiar de coche ahora: ¿qué ventajas tiene?

Empecemos por lo obvio. Si tu coche ya no pasa la ITV, consume como un avión o empieza a darte miedo hacer viajes largos, lo más sensato es cambiarlo. Igual que si necesitas más espacio, más seguridad o simplemente no puedes usarlo en el centro de tu ciudad por no tener etiqueta.

En ese caso hay más opciones que nunca. Los híbridos (puros o ligeros) han bajado algo de precio y pueden ser una solución para moverse por ciudad sin renunciar a la autonomía de un gasolina. Además, aunque los eléctricos siguen siendo caros, algunos modelos han ajustado tarifas y hay ayudas como el Plan MOVES, que, si logras que te las concedan, pueden rebajar varios miles de euros el precio final.

Otra ventaja es que si compras ya, te aseguras un coche preparado para las normativas que vienen. Porque aunque las Zonas de Bajas Emisiones no se apliquen igual en todas partes, la dirección está clara: más restricciones y más control para los coches sin etiqueta o con etiqueta B. Si dependes del coche para trabajar o moverte por ciudad, eso puede ser motivo suficiente para dar el paso.

¿Y si espero un poco más?

También tiene sentido, empezando por lo económico: los coches nuevos están carísimos. Un compacto generalista que antes costaba 15.000 € ahora ronda los 22.000 €, y eso si no añades extras, y no hay señales claras de que los precios vayan a bajar mucho a corto plazo, pero algunos expertos creen que podría estabilizarse el mercado de aquí a un par de años.

Además, el coche eléctrico sigue en plena transición. Las baterías mejoran, pero no están al nivel de lo que prometen las marcas. La infraestructura de recarga sigue siendo escasa y desigual, sobre todo fuera de las grandes ciudades. Si tu idea era comprar un eléctrico pero no tienes punto de carga en casa, puede que te compense esperar a que todo esté un poco más rodado.

Por último, conviene recordar que muchas ZBE aún no están multando ni controlando de forma estricta. Y hay excepciones por residencia, por antigüedad del conductor o por motivos laborales. Es decir, si tu coche funciona bien y no haces muchos kilómetros, a lo mejor puedes estirar su vida útil un par de años más sin grandes inconvenientes.

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¿Y el mercado de segunda mano?

Buena pregunta. Con los precios del nuevo por las nubes, el usado ha ganado atractivo. Pero también ha subido de precio. Hoy, un compacto diésel con etiqueta C y menos de 100.000 km no baja de los 10.000 o 12.000 euros, y eso en el mejor de los casos.

La ventaja es que hay coches muy razonables con entre cinco y diez años que pueden darte mucha guerra aún: fiables, con mantenimiento asumible y sin electrónica intrusiva. Son ideales si no quieres atarte a una letra mensual de 300 euros durante cinco años y prefieres pagar al contado o con financiación flexible.

Eso sí, en la segunda mano hay que mirar con lupa porque hay mucho coche maquillado y vendedores que desaparecen si algo falla. Lo ideal es comprar a un particular serio o a un profesional que ofrezca garantías mínimas, y si no entiendes mucho, mejor que te acompañe alguien que sí. Porque lo barato, ya sabes, a veces sale carísimo.

Entonces… ¿cambio ahora o aguanto?

Depende de ti. Si tu coche te da confianza, lo usas poco y no te afecta (aún) ninguna restricción, puedes seguir con él. No pasa nada. No estás fuera del sistema ni te vas a quedar tirado mañana. Pero si empieza a darte problemas o te limita la movilidad, sí merece la pena valorar el cambio.

No hay respuestas universales. Lo importante es no decidir con prisas ni por miedo. El mercado está raro, sí, pero también ofrece oportunidades para quien sabe buscar. Si decides cambiar, hazlo porque lo necesitas o porque el cambio te aporta ventajas claras. No porque una normativa te lo imponga sin sentido.

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