El PP resta importancia a los pactos con Vox en Baleares y Aragón. El portavoz de campaña y vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta de los 'populares', Borja Sémper, ha asegurado que los acuerdos para que la ultraderecha presida las mesas de los parlamentos autonómicos solo conlleva "una función de gestión", pero que "no tiene contenido político programático".

Es el nuevo giro de la formación liderada por Núñez Feijóo tras otorgar la presidencia de las Cortes aragonesas a la diputada ultraderechista Marta Fernández, marcada por su ideología antivacunas, sus indignantes declaraciones machistas contra la ministra de Igualdad, Irene Montero, su negación ante la existencia de la violencia machista o sus elogios a Donald Trump.

Una tónica ya habitual en las negociaciones de los 'populares' con la extrema derecha. En Baleares también será Vox quien presida el parlamento. Allí, ambas formaciones incluso han llegado más allá con la publicación de un documento en el que comparten las cinco "líneas fundamentales" que "inspirarán" su acuerdo de investidura.

En la Comunitat Valenciana el acuerdo ya es una realidad y el PP ha repartido los sillones para Vox dentro del Gobierno. La ultraderecha ocupará la vicepresidencia de la Generalitat Valenciana. Concretamente, lo hará Vicente Barreda, un torero retirado desde 2011polémico por sus insultos en redes a Pablo Iglesias o Patxi López y sus comentarios machistas.

Sin embargo, esto parece no importar al PP. Desde la formación insisten: "La mesa de los parlamentos, y yo he sido parlamentario autonómico, lo que hace es ordenar los debates, aplicar el reglamento en la dialéctica parlamentaria (...) no tiene contenido político programático". Así se ha expresado Sémper al ser preguntado sobre por qué en Extremadura el PP rechaza pactar con Vox para formar un Gobierno autonómico pero sí le ha ofrecido la Presidencia de la Mesa.

El portavoz de campaña de los 'populares' justifica así el acercamiento sigiloso a la extrema derecha acuñando el relato de que el PP tiene el mandato de "provocar el cambio" en España y en los ayuntamientos y en las comunidades autónomas. Asegura, en cambio, que esto no va a suponer "una traición a los principios fundamentales que deben regir en la política española", como la buena educación y una dialéctica razonable, "que no es poco", ni un "retroceso" en educación, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres o la lucha contra la violencia machista.

Diferente es lo firmado. El pacto del popular Carlos Mazón y Vox para gobernar en coalición en la Comunitat Valenciana no hace mención a la violencia machista, y el número dos de los de Santiago Abascal en Valencia, José María Llanos, sostiene que "la violencia de género no existe" y tampoco la violencia machista. Un presagio de lo que podría pasar en el resto de regiones.

Por ahora, tan solo los candidatos populares de Extremadura y Murcia han sido contundentes en cerrar sus puertas de gobierno a Vox. Queda, por tanto, por saber que pasará en las investiduras de Aragón y Baleares.