Prudencia en las declaraciones, discreción en las negociaciones y un pulso constante por las condiciones. PSOE y Sumar se muestran cautos, aunque optimistas, en los pasos para acercarse a Junts per Catalunya con el objetivo de conseguir esos 'síes' claves para que Pedro Sánchez sea nuevamente investido presidente del Gobierno. Ya han pasado diez días desde que las urnas arrojaran uno de los resultados más ajustados en la historia de las elecciones generales en España, y el escenario ahora mismo es de calma chicha.

No en vano, la gobernabilidad del país continúa en el aire, sujeta a unos acuerdos de por sí complejos y que se han enrevesado aún más con el escaño extra que consiguieron los populares a través del voto extranjero -escaño que, por cierto, no cambia las nulas posibilidades de Feijóo de ser presidente del Gobierno-. En pleno verano, y con Sánchez disfrutando de unas silenciosas vacaciones en Marruecos tras la vorágine electoral, desde el Ejecutivo no aclaran el estado de esas conversaciones.

De momento se desconoce si hay posibilidades reales de reeditar la coalición más allá de los ánimos trasladados desde el bloque progresista tras el 23J. Sí parece haber dos cuestiones certeras en todo este cruce velado de mensajes: una, que ni el PSOE -partido que lidera ahora mismo la negociación con los independentistas- ni Junts dan el brazo a torcer con sus condiciones para dirigir ese posible pacto a buen puerto; otra, que ninguna de las dos formaciones ha cerrado la puerta a que se dé este escenario.

De momento, ambos buscan normalizar este diálogo. Este mismo miércoles, José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones en funciones, se ha pronunciado sobre el mismo dejando claro que, con resultados como los obtenidos el 23J,es esencial intentar "sumar mayorías", algo a lo que, según ha destacado en una entrevista concedida a Al Rojo Vivo, es importante "acostumbrarse". "En las democracias parlamentarias de nuestro entorno es lo que toca", ha expresado sin matices.

El mandato que nos ha dado la ciudadanía es que España es un país diverso y plural"

María Jesús Montero (ministra Hacienda en funciones)

"Nosotros, ya en la anterior legislatura, hablamos con ellos y llegamos a acuerdos puntuales", ha insistido el ministro, dando a entender la necesidad de normalizar el diálogo con las fuerzas nacionalistas con una declaración clave: "No veo tanta diferencia con la realidad de la que veníamos". Eso sí, sin dejar a un lado el marco constitucional. Tal y como ha expresado cuando se le ha preguntado si desde el Gobierno están dispuestos a hablar sobre amnistía y autodeterminación: "Todo lo que esté fuera de la Constitución no es motivo de transacción".

En cualquier caso, siguiendo con la pauta marcada por el Gobierno tras los comicios generales, se ha limitado a advertir que, aunque ahora se hablará mucho, lo importante "son las conversaciones privadas que vayan teniendo" a uno y otro lado del tablero. En definitiva, discreción, normalización y firmeza. Hoja de ruta para todos los dirigentes a los se les pone un micrófono delante estos días, atendiendo a las declaraciones que realizó la ministra de Hacienda en funciones tan solo unas horas antes.

"Hay que dar tiempo suficiente para que los partidos puedan decantarcuál va a ser su actitud ante las posibles investiduras que se puedan abrir camino", dijo este martes María Jesús Montero al ser interpelada por esta cuestión. Y añadió: "El mandato que nos ha dado la ciudadanía es que España es un país diverso y plural que quiere seguir avanzando y conquistando derechos. Y por ello tenemos que hacer contacto con todas las fuerzas políticas, donde todas son importantes. Nuestra lealtad a la hora de negociar se planteará con el conjunto".

Junts y ERC refuerzan la incertidumbre

Del lado independentista insisten en mostrar una férrea negativa a ceder en sus demandas al Gobierno a cambio de sus apoyos para renovar la coalición progresista, y no han dudado en publicitar en todo momento las condiciones que ponen sobre la mesa. Entre ellos, el expresident Carles Puigdemont y Laura Borràs, siendo ambos tajantes a la hora de afirmar que recibir su apoyo no le resultará ni mucho menos fácil a Sánchez. Y así parece ser, a la vista de su lista de exigencias de la que no parecen querer apearse ni un ápice.

Aunque también mantienen la discreción sobre la evolución de las conversaciones con la otra parte, sí están intensificando y tensando mucho más las posiciones. Hoy mismo, Puigdemont acusaba al PSC de no respetar la política lingüística en Cataluña tras conocerse una sentencia del TSJC que obliga a una escuela de Girona a realizar en castellano "una o más asignaturas troncales": "Van deconstruyendo consensos sociales y políticos por mero supremacismo lingüístico, y todavía piden que les sigan extendiendo cheques en blanco porque "hay que detener a la derecha".

"¿Pueden explicarnos qué han hecho todos estos años para detener la derecha judicial? ¿Qué han hecho para respetar la política lingística aprobada y consensuada con la mayoría de los catalanes? Tenían los votos, tenían la llave y tenían todo el poder... pero el catalán retrocede empujado por la ofensiva oficial del Estado", ha denunciado, advirtiendo de que "no se puede repetir este esquema si se desea tener resultados diferentes". Apunta al Gobierno... pero también a Esquerra, partido al que han criticado por su "desconexión de la realidad del independentismo".

En estos términos se dirigía tan solo un día antes Laura Borràs al actual president de la Generalitat, Pere Aragonès: "Salir a hablar de Mesa de Diálogo y de acuerdo de claridad hoy sólo demuestra su nivel de desconexión de la realidad del independentismo". Y, frente a las advertencias de este partido sobre los riesgos de dar pie a un Gobierno de España en el que estuviera integrado la ultraderecha si se daba una repetición electoral, se limitaba a decir: "De los votos de Junts ya hablaremos los de Junts".

Tampoco lo ponen fácil desde ERC. Los republicanos catalanes no quieren que haya una repetición electoral, pero rechazan perder protagonismo en la negociación. Así de explícita ha sido su secretaria general, Marta Rovira, en las últimas horas: "nadie puede dar por descontados" sus votos para investir a Sánchez. También en la cúpula de Esquerra existe la creencia de que podrían llevar a Sánchez a un escenario donde el referéndum de autodeterminación sea una vía factible. "Decía que eran imposibles los indultos y eliminar la sedición", ha recordado Rovira.

ERC no solo apunta al Gobierno; también, a Junts, formación a la que ha advertido de que una repetición electoral podría tener "consecuencias nefastas" tanto para Cataluña como para el independentismo, a la vista de la pérdida de votos que han sufrido ambos partidos en las últimas elecciones. Ha instado, en este sentido, a los posconvergentes a aparcar "reproches, divisiones estériles, tácticas y partidismos" y a posibilitar "un acuerdo estratégico" que ambas formaciones pueden negociar "con discreción".

Todo, a fin de crear un músculo mayor con el que hacer frente a los 'peros' de un gobierno cuya posición no parece clara ni precisa, salvo en una cuestión: referéndum, no.