Galicia se enfrenta a unas elecciones autonómicas que podrían producir un movimiento sísmico en los cimientos de 15 años de gobierno ininterrumpido del PP en la Xunta. Alfonso Rueda se enfrenta este domingo a los comicios más inciertos de este siglo en la región, y lo hace tras una campaña electoral convulsa y repleta de polémicas que cerró este viernes de la mano de un CIS que abre la posibilidad a un Gobierno de izquierdas .
Mientras el candidato del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, se mostró convencido de este cambio en una entrevista con Antonio García Ferreras este viernes, la candidata del BNG, quien lideraría un hipotético nuevo gobierno, aseguraba en Al Rojo Vivo que "la pulsión de cambio se ha hecho más fuerte" a medida que avanzaba la campaña y vaticinaba que Feijóo "no tendrá su premio de consolación" tras el 23J con Galicia.
En esta lucha podría tornarse imprescindible el partido de Gonzalo Pérez Jácome, Democracia Ourensana, a quien algunas encuestas otorga la llave del Gobierno. En el PP confían en que, en caso de sacar escaño, Jácome se lo otorgue a un gobierno popular; pero el estrambótico alcalde de Ourense insiste en el mejor postor. Su excéntrica postura política puede virar la gobernabilidad de un extremo a otro; de hecho, ha insistido este viernes en laSexta que a su partido le "da igual que gobierne la derecha clásica o la izquierda clásica", porque Ourense es su "prioridad" y ha llegado a afirmar que pactará "con el demonio" si consigue "el cielo para Ourense".
Lo cierto es que cuando el pasado 21 de diciembre Alfonso Rueda anunció el adelanto electoral, el camino a los comicios parecía estar conducido por la polémica alentada por Alberto Núñez Feijóo sobre la ley de amnistía. Un asunto que el exlíder del PP gallego lideraba instalado en su tierra para la campaña. Sin embargo, la crisis de los péllets pronto enturbió la despejada senda popular. El cruce de acusaciones entre el Gobierno central y el Ejecutivo de la Xunta centró la atención electoral en la inexplicable espera para activar el nivel 2 de alarma y en la mala gestión de los tiempos.
Pronto, la campaña comenzó a adquirir tintes nacionales. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta, Yolanda Díaz, ministros y presidentes autonómicos, pasando por expresidentes, exlíderes y presidentes de honor, viajaron a Galicia para nacionalizar los comicios autonómicos.
No obstante, el verdadero vendaval lo produjo una polémica en el seno del PP en pleno ecuador de la campaña. En plena celebración de los Premios Goya y a apenas una semana de que los gallegos acudieran a las urnas, el PP detonó la aparente nueva estabilidad en el escenario político con un giro de 180ºC en su ofensiva total contra la ley de amnistía que el Gobierno negocia con Junts.
Fuentes 'populares' reconocían que Alberto Núñez Feijóo había barajado conceder el indulto a Carles Puigdemont, una opción que, no obstante, aseguraban haber descartado "en menos de 24 horas". Esta postura viraba aquello que el propio Feijóo había admitido días antes en un acto del partido en Lalín (Pontevedra), donde aseguraba que el PP había descartado la amnistía a Puigdemont. "La amnistía siempre fue una línea roja. Nosotros no somos el PSOE, nosotros no comerciamos con España, no nos movemos por la conveniencia política o personal", afirmaba entonces.
Los 'populares' reconocían así que el PP se sentó con Junts a negociar la investidura de Feijóo y que estudiaron la posibilidad de conceder el indulto a Puigdemont para facilitar un Gobierno teñido de 'azul'. Todo tras meses de señalamientos, protestas y una defensa férrea a la acusación de 'terrorismo' sobre el expresident de la Generalitat.
Tras recular, titubear y cuestionar, el PP trataba de despojarse de la polémica con un cambio de tono notable y un discurso que ahora incluso hace suyo el líder del PP regional. Rueda afirma ahora que "no hay ningún giro" en la línea mantenida por el PP sobre la amnistía, sino "una afirmación categórica" de Feijóo "diciendo que en ningún caso se puede admitir una amnistía ni los indultos".
A renglón seguido, el PP trataba de reconducir una campaña que se ha ido escapando del foco de los 'populares', cargando contra el que apunta como su posible sustituto al frente de la Xunta. La presidenta del PP madrileño, en la misma línea del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, vinculaba este mismo viernes al Bloque Nacionalista Galego con ETA, insistiendo en que "comparte papeleta con Bildu en Europa". Formación, según Ayuso, "ya ha puesto en la diana a la Guardia Civil y no van a dudar en hacer lo mismo con todo lo que signifique ser español".
La presidenta madrileña también cargaba con dureza contra la exvicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, en un acto de cierre de campaña en apoyo a Rueda. Instaba así a "cerrar la puerta definitivamente" a los nacionalismos "que quieren destruir España", por lo que, en estos comicios autonómicos, ha avisado, los gallegos tienen que "elegir" entre la "libertad" o el "nacionalismo".
Encuestas y debates
Con todo; después de cientos de mítines, decenas de visitas a residencias de ancianos, escuelas, mercados y hasta tiendas de animales, y miles de memes y vídeos en las redes sociales con parodias varias, las encuestas hacen temblar los cimientos del PP en Galicia.
El último barómetro del CIS abre la posibilidad a que la formación liderada por Alfonso Rueda pierda la mayoría absoluta en el Parlamento regional. Según el informe, el PP obtendría un 42,2% de los votos y entre 34 - 38 escaños, es decir, solo en el mejor de los casos el PP podría gobernar con mayoría absoluta como hasta ahora.
El escenario que predice el CIS también contempla un gobierno de izquierdas, y es que el BNG obtendría la segunda posición subiendo hasta un 33,4% de los votos y entre 24 y 31 escaños. Por su parte, el PSdeG-PSOE se deja dos puntos respecto a la encuesta publicada hace una semana, obteniendo un 18,1% del escrutinio y entre 9 y 14 diputados autonómicos. La suma de las horquillas medias del BNG y del PSdeG (27+11) daría un resultado de 38 escaños, una mayoría absoluta en el parlamento gallego, compuesto por 75 diputados.
La subida del BNG
La campaña electoral ha supuesto, por el contrario, una subida en intención de voto para el BNG, que lidera la oposición, y un estancamiento del PSdeG, llamado a ser su socio de Gobierno si la izquierda consigue mayoría.
A partir del primer debate electoral, el lunes día 5 en la TVG, el escenario quedó configurado con unos partidos de la izquierda dispuestos a entenderse para enfrentarse a un Rueda solitario, y Vox y DO fuera de foco, aunque este último podría conseguir un escaño, según algunas encuestas, y convertirse en llave para el PP.
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La líder nacionalista, la única que repite candidatura, ha centrado su campaña en asuntos que atañan íntegramente a Galicia y se ha dibujado como la "primera presidenta de la Xunta", mientras populares y socialistas han dividido sus esfuerzos entre los anuncios autonómicos y nacionales, o las polémicas llegadas del exterior.
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