La falta de corresponsabilidad rompe parejas. La falta de corresponsabilidad de los hombres supone un desgaste físico y emocional tremendo para las mujeres. Y cuando hablamos de falta de corresponsabilidad no solo nos referimos a las tareas doméstico-familiares sino a los cuidados y a la dichosa carga mental.
"Ahora que estoy separada, por fin puedo conciliar". Son muchas las madres que en estos últimos años me han dicho esto en encuentros de nuestra Asociación o en la calle cuando me paran y charlamos un rato. Cuando digo muchas son muchas, demasiadas. Tantas que empezamos a pensar que esto teníamos que ponerlo en datos porque cuando la conversación avanza, detectamos que esa separación ha venido empujada claramente por la falta de corresponsabilidad, por la falta de compromiso de sus parejas como padres, por la falta de responsabilidad en las tareas visibles, pero, sobre todo, sobre todo, porque ellas se sienten tremendamente solas en la crianza y educación de sus hijas e hijos, pese a tener pareja.
Y en esa soledad, no se sienten cuidadas. Su tiempo propio y autocuidado no existe. Van tirando, soportando hasta que un día no pueden más y se rompen. Despiertan y se dan cuenta de que tienen que cuidarse y priorizarse. Me lo cuentan con mucho dolor, también con culpa, pero cuando pasa el duelo de la ruptura, me cuentan como ahora, ahora por fin, se sienten también dueñas de su vida. A veces comparten custodia y pueden organizarse mejor, otras tienen la custodia completa, pero han conseguido hacer tribu, tirar para adelante y viven su vida con más calma, sin la constante presión de tener que discutir para todo y por todo.
¿Hay peor cosa que sentirte sola cuando estás acompañada?
Llevamos desde 2017 analizando la corresponsabilidad en los hogares españoles, viendo cómo los hombres se responsabilizan poco a poco de las tareas visibles, aquellas que tienen un inicio y un fin, aquellas que no se pueden simultanear, tareas de ejecución, con mayor reconocimiento social, como hacer la compra, bañar a los niños/as, ir al parque, recogerles del colegio, hacer la cena... Pero muy poco o nada de las tareas invisibles, aquellas que más PESAN, que soportan las madres, que suponen una carga mental difícil de gestionar. Aquellas tareas invisibles que son de planificación, de previsión y organización, como reaccionar a los imprevistos, cuidar cuando enferman, gestionar emocionalmente situaciones difíciles, estar pendiente a los requerimientos de la escuela, vacunas, vacaciones escolares…
Este desequilibrio cuando se da en una pareja supone un coste altísimo emocional y físico para las madres. En muchas ocasiones les empuja a ellas a renunciar a su trabajo por no poder sostenerlo todo. El 82% de las mujeres ha renunciado laboralmente al ser madres.
En muchas otras ocasiones las lleva a dar el paso y separarse. Y ahora esto que percibíamos, lo tenemos en datos: el 62% de las mujeres encuestadas reconoce que el principal motivo que les llevó a separarse fue la sobrecarga mental en solitario que soportaban, derivada de la falta de reparto equitativo de tareas y cuidado de sus hijos e hijas.
Acabamos de presentar este miércoles nuestro último estudio 'El peso invisible de la maternidad' para visibilizar todo lo que pesa, todo lo que supone la maternidad. Piedras que no se ven, piedras que no se reconocen y que afectan tremendamente en la salud mental de las madres. 3 de cada 4 mujeres ha visto afectada su salud mental por lo que pesa la maternidad.
Con esta realidad, que no nos extrañe que aumenten las separaciones. Con esta realidad que no nos extrañe el agotamiento de las madres españolas, las que peor se encuentran a nivel europeo. Con esta realidad que no nos sorprenda que la natalidad esté en sus cotas mínimas. Y por supuesto que la maternidad podemos ejercerla en solitario. Porque además a veces es más solitario compartir una maternidad con alguien que no está dispuesto a cuidar, a cuidarte que hacerlo sola. Para reflexionar, sin duda.
Podéis leer el informe completo 'El peso invisible de la maternidad' en yonorenuncio.com



