Una de cada cuatro personas no sabe qué es el hidrógeno verde. Este es un dato extraído de la última encuesta de percepción social de las energías realizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. En una escala del 1 al 7, el apoyo al uso del hidrógeno verde recibe una nota relativamente buena, de 5,57, aunque bastante por debajo de la energía solar (6,24) y la eólica (5,96). Las energías más conocidas, sobre las que más divulgación científica se ha hecho, son las que gozan de mayor apoyo. Esto significa que la divulgación científica es fundamental para promover y prestigiar las diferentes formas de energía.

El hidrógeno verde es el hidrógeno que se extrae de la naturaleza empleando energías renovables. Aunque el hidrógeno es el elemento más abundante del universo –aproximadamente el 75% de la materia– es muy reactivo y por eso es raro encontrarlo solo, suele estar combinado con otros elementos químicos formando agua y compuestos orgánicos. Para separarlo de estos elementos y liberarlo como molécula gaseosa de H2 hay que aplicar energía. Dependiendo del tipo de energía que se use el hidrógeno se clasifica con colores diferentes: verde para las energías renovables, rosa para la energía nuclear, gris para los combustibles fósiles, etc.

La población en torno a los 30 años es la que más apoya el hidrógeno verde, también es mayor cuanto mayor es su nivel de estudios, y no hay diferencias significativas con respecto a la ideología política (el grado de apoyo es similar entre personas de izquierdas y de derechas). Estos datos resultan de gran interés para conocer la aceptación del uso del hidrógeno verde, sin embargo, esta encuesta se refiere al hidrógeno como si fuese una fuente de energía. En realidad el hidrógeno apenas se utiliza como fuente de energía primaria, principalmente porque apenas se han encontrado yacimientos naturales de hidrógeno, y los que se han localizado de momento se usan in situ como combustible. En los últimos años se han multiplicado los esfuerzos por encontrar depósitos naturales de hidrógeno, grandes empresas y centros de investigación están realizando importantes inversiones en este sentido. El hidrógeno natural sí sería una fuente de energía, pero el hidrógeno verde no lo es, sino que se trata de un vector energético.

Es muy importante entender la diferencia entre fuente de energía y vector energético. Una fuente de energía es un fenómeno físico o químico del que es posible explotar su energía. El sol, el viento, el carbón, el gas natural, el petróleo o la energía nuclear son fuentes de energía. En cambio, un vector energético es una sustancia o dispositivo que almacena energía, de tal manera que ésta pueda liberarse posteriormente de forma controlada. El hidrógeno verde es un vector energético, ya que consiste en una forma de almacenar la energía proveniente de fuentes de energía renovable.

La energía renovable se puede utilizar para romper moléculas de agua y liberar por un lado el hidrógeno y por otro el oxígeno, algo que se conoce como termólisis cuando se hace mediante energía térmica y electrólisis cuando se hace mediante energía eléctrica. También se puede obtener hidrógeno por medio de técnicas de reformado y gasificación que consisten en extraer químicamente el hidrógeno de combustibles fósiles y orgánicos.

Para extraer la energía almacenada en forma de hidrógeno se puede hacer uso de las pilas de combustible, que son las que utilizan los coches eléctricos de hidrógeno. Aunque se llamen pilas de combustible no se produce una combustión en su sentido coloquial, es decir, no hay una explosión como en los motores de combustión convencionales de gasolina o gas, sino que se produce una reacción química entre el hidrógeno y el oxígeno mediada a través de una pila. La reacción con el oxígeno se conoce como reacción de combustión, de ahí que se llame pila de combustión. En el ánodo de la pila el hidrógeno libera electrones que viajan por un circuito eléctrico hacia el cátodo de la pila. El ánodo y el cátodo están comunicados a través de un electrolito o membrana que permite el paso de cationes de hidrógeno del ánodo al cátodo, donde finalmente se combinan con el oxígeno formando agua. Así que los automóviles eléctricos de hidrógeno solo emiten vapor de agua, no emiten dióxido de carbono. El movimiento de electrones que se produce a través del circuito eléctrico de la pila es la electricidad que mueve el coche, así que la pila de combustible de hidrógeno en realidad funciona como cualquier pila convencional. La electricidad generada en la pila de combustible se destina a la batería del coche eléctrico, que es la encargada de repartir la energía al motor eléctrico.

El hidrógeno verde utilizado como vector energético todavía está en una etapa iniciática de desarrollo e implementación. En España la mayor parte del hidrógeno que se produce (en torno a medio millón de toneladas) no se usa como vector energético, sino como materia prima en la industria química. El hidrógeno se usa como materia prima para producir amoníaco, producir combustibles sintéticos (SAF para aviación, HVO para automoción…), hidrogenar aceites orgánicos, síntesis de alcoholes, fibras sintéticas, para procesar el crudo pesado, fabricar herramientas de corte, fabricar acero y vidrio, fabricar neumáticos, en la industria alimentaria, cosmética, electrónica… Es decir, el hidrógeno es una materia prima fundamental para la industria. En la actualidad el 99% del hidrógeno que se usa en España como materia prima es hidrógeno gris. El hidrógeno gris es el que se produce a partir de gas natural u otros hidrocarburos ligeros mediante procesos de reformado, así que tiene emisiones de CO2 asociadas. Se está avanzando en la captura y almacenamiento del CO2 liberado para producir hidrógeno azul, pero el plan nacional actual consiste en reducir las emisiones sustituyendo el hidrógeno gris por hidrógeno verde.

Aunque el dato de percepción social del hidrógeno verde sea relativamente bueno, hay que tener en cuenta que la aceptación de esta tecnología va a pasar por varias fases durante su implementación. Es un fenómeno que se conoce como not-in-myback-yard (no en mi patio trasero): mientras la tecnología no se implante en mi territorio, la apoyaré, pero si la voy a tener al lado de casa, la rechazaré. Una característica particular de la aceptación social es que tiene una dimensión temporal. Según los estudios, el patrón típico de aceptación local antes, durante, y después de un proyecto sigue una curva en U, pasando de una alta aceptación a una (relativamente) baja aceptación durante la fase de emplazamiento y vuelve a un nivel más alto de aceptación una vez que el proyecto está en marcha. Esto es algo que por ejemplo en Galicia hemos visto con los aerogeneradores. Aunque la energía eólica es de las más apreciadas por la sociedad (después de la solar), se ha producido un fuerte rechazo durante su implantación.

Así que la conclusión es que la industria debe adelantarse, debe ser proactiva y promover la divulgación científica. La desinformación y los problemas de implementación van a surgir, por eso hay que adelantarse. Que la erudición gane a la vulgaridad. Que la información gane a la desinformación, que le tome la delantera. Que gane lo bueno, lo bello y lo verdadero.