El Presidente del Gobierno no tenía muchas ganas de debatir en televisión. Y ahora, pues toma dos tazas. Pedro Sánchez estará este lunes en un debate a cuatro en RTVE y el martes se celebrará la segunda vuelta en Atresmedia. "¡Qué remedio!", ha dicho en un ataque de sinceridad al ser preguntado por el súbito cambio de planes.

La campaña de Sánchez estaba siendo una no campaña. No proliferaban como setas los besos a niños, no había fotos rurales, ya no llamaba a los telefonillos de desconocidas con rulos para pedir el voto y así, una vez dentro de la casa, evitaba señalar las fotos familiares para decir lo guapo que era el niño, mientras la anfitriona le susurraba que no, que era un niña...

Tampoco protagonizaba estos días Sánchez grandes titulares enjundiosos, ni daba ruedas de prensa, ni paseaba con su chupa de cuero marrón entre señoras que agitaban unas bragas rojo PSOE, como sí le ocurrió en anteriores elecciones, en las que ya no sabía qué hacer para pedir el voto. Ahora, Sánchez estaba en la campaña del no molestar, de hacer que pase, de evocar el amor del Titanic y de aprobar cosas los viernes.

El Presidente ha pedido a sus rivales "guante blanco" en los dos debates que va a tener que hacer. Hombre, si por algo se caracterizan estas citas televisivas es por el recrudecimiento momentáneo de la campaña y las dificultades propias de la discusión. Y él lo sabe. Por ejemplo, en el encuentro que mantuvieron Zapatero y Rajoy, quedó claro que el entonces líder del PP no tenía ni idea de lo que era un bonobús. "¡Un bonobús! ¿Qué es eso?", decía mientras se cachondeaba de los derroteros por los que llevaba su rival el asunto de la inmigración ilegal.

Qué decir de Aznar y Felipe González, a cara de perro, aireando las condiciones previas que habían puesto. "Si quiere usted, el próximo debate lo hacemos de pie o sentados o como quiera el señor González", mascullaba entre dientes el entonces líder del PP, que no había querido parecer un señor bajito y había exigido la presencia de unas sillas. El propio Sánchez llamó deshonesto a Rajoy en un cara a cara. Pareció que el expresidente se iba a levantar para dar por terminada la discusión, y al final, se quedó y le llamó "ruin y mezquino". Que el líder del PSOE pida ahora "guante blanco" es una broma.

Debe de ser muy impactante tener que aceptar dos debates cuando tú defendías uno, el de RTVE, al que prometió ir aunque estuviera solo. ¡Ah! Un debate consigo mismo... Ese puede ser el sueño de cualquier candidato, aunque me sorprende que lo sea en su caso, teniendo en cuenta que no han sido pocas las veces que Pedro le ha llevado la contraria a Sánchez.

Los debates son necesarios para los ciudadanos, aunque el peaje sea ver cómo ETA vuelve a ser un arma arrojadiza o cómo unos y otros demonizan todo lo que esté a su derecha y a su izquierda. Además, los líderes políticos se ahorrarán esos dos días los incómodos paseos por las calles, donde la gente es mucho más imprevisible que en el Parlamento.