No daba crédito al escuchar la propuesta de VOX. Todavía no han conseguido dejar de sorprenderme con su desvergüenza. Los pijos posfascistas quieren que sea el Estado el que les pague a los ricos las cotizaciones de sus empleadas del hogar. Sin esconderse. Maria Ruiz Solás, miembro de VOX y concejal de Villaviciosa de Odón, sin dinero ella, fue la que se salió al estrado a criticar la nueva ley que da derechos a las empleadas del hogar porque eso supone una onerosa carga contra las familias numerosas. Contra sus familias numerosas. Contra sus familias numerosas del OPUS. Contra sus familias numerosas ricas del OPUS. Era difícil sostener la mandíbula en su sitio sin tener que recogerla del suelo al ver a VOX defendiendo sin complejos que las cargas sociales de sus criadas tienen que pagarlas el Estado.

Concretemos. Una familia numerosa con empleada del hogar es Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio con sus cuatro hijos y su nanny. La nanny es una de las maneras que tienen los pijos de llamar a su criada. También suelen llamarlas chicas, o filipinas, mucamas, chachas… Algunas, las más cínicas de las pijas, dicen que son como de la familia. Lucía Figar solo contrataba criadas que hablaran tagalo, para no necesitar hablar con ellas. Sirva como recordatorio de este modo de actuar clasista la frase más pija de la política de la española, cuando a Ana Mato le preguntaron cuál era el mejor momento del día y ella contestó: "Por la mañana, cuando veo cómo visten a mis niños". Sabemos que Espinosa y Monasterio tienen empleada del hogar porque ella mismo lo ha reconocido: "Cuando no estoy yo, me ayuda con los niños, aunque creo que mi casa es bastante organizada. Entonces, entre ella, Iván y yo nos apañamos".

Es bueno saberlo porque Espinosa de los Monteros pidió en la salida del Congreso que fuera el Estado el que le pague a él y a Rocío Monasterio las cotizaciones y derechos laborales que les corresponde afrontar por tener una empleada del hogar en casa. El señorito Iván no hablaba de su familia en concreto, porque resultaría demasiado bochornoso. Pero hablaba de las familias como las suyas. Las que viven en un chalé de dos plantas en uno de los barrios más caros del centro de Madrid, con propiedades en otras comunidades, y más patrimonio inmobiliario, que lleva a sus hijos a un colegio privado de élite. A los cuatro hijos. Y contratan a una empleada del hogar para que les hagan su vida más fácil. Pues los derechos sociales de esa nanny tenemos que pagárselo nosotros. La propia nanny con sus impuestos se paga las cotizaciones vía impuestos para que el señorito Iván no tenga que pagarlo de su bolsillo. Esa es su propuesta. Pobres pagándole la criada a los ricos.

La clase trabajadora conoce bien esas familias porque son las que de manera histórica han tenido explotadas a las madres de clase trabajadora sin darle de alta y, por eso, ahora cuando se nos han jubilado, se han quedado sin derechos sociales, nunca han tenido paro y no tienen pensión contributiva. Conocerás muchos casos, porque puede que uno sea el de tu madre o abuela. Porque si una madre de clase trabajadora pedía que cotizaran por ella a una mujer de la estirpe de los Espinosa de los Monteros prescindían de ella y buscaban a otra con la que cubrir sus necesidades básicas. Las madres de clase obrera, nuestras madres, han sido la que han limpiado la mierda a esta casta de señoritos. Ahora, cuando llega una legislación que les obliga a cubrir los derechos sociales básicos se atreven a pedir que sea el Estado, la clase obrera con nuestros impuestos, la que les pague el privilegio de tener una criada. Es la última burla de esta clase parasitaria a la que pertenecen muchos miembros de VOX y para que la que todo el partido trabaja.

Las clases se miden por el servicio. Los que los tienen y los que son o han sido. En la época victoriana había una costumbre de los señores para mostrar respeto, y propiedad, sobre los criados y criadas que les habían servido con lealtad. Les ponían una lápida que mostrara cuál había sido su proceder en el trabajo cuando fallecían, una de ellas decía lo siguiente: "Que tras un servicio de cuarenta años, viendo sus fuerzas disminuidas, pidió, con incomparable generosidad, que su sueldo fuera reducido en proporción". Labrado en piedra, como halago del patrón en forma de sumisión y burla eterna. Las mismas carcajadas clasistas resonaron en el Congreso cuando Iván Espinosa de los Monteros pedía que le pagáramos su nanny.