"¿Quiere azúcar o sacarina?". Esta es una de las preguntas más repetidas entre los camareros de las cafeterías de toda España. Desde hace algunos años, endulzar el café ya no sólo es cosa de azúcar o sacarina, sino que se han ido poniendo de moda diferentes edulcorantes, con más o menos dulzor y menor aporte calórico: el eritritol, la sucralosa, la estevia... y también el aspartamo.
Desde hace un tiempo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado investigando este endulzantey finalmente la organización lo ha declarado como "posiblemente cancerígeno" para los seres humanos.
¿Qué es el aspartamo?
Lo primero es entender qué es el aspartamo. Se trata de un edulcorante químico no calórico, es decir, un producto que sirve para endulzar otros alimentos sin el aporte de calorías del azúcar. A diferencia de la estevia, por ejemplo, el aspartamo es químico y no natural. Este producto fue descubierto hace medio siglo por la farmacéutica G.D. Searle & Co., subsidiaria de la mundialmente conocida Pfizer. Se trata del éster metílico de un dipéptido, formado por ácido aspártico y fenilalanina. Al consumir el aspartamo, se metaboliza en sus aminoácidos originales (el ácido aspártico y la fenilalanina) y tiene un bajo contenido calórico.
Como endulzante, el aspartamo aporta de 150 a 200 veces más dulzor que el azúcar, aunque su aporte calórico sea mucho menor. Sin embargo, no siempre 'sabe' igual que el azúcar, porque reacciona con otros sabores de otros alimentos, por lo que puede variar el sabor de la comida. Su aspecto es de polvo blanco, mucho más fino que el azúcar, y sin ningún olor.
¿Aspartamo y sacarina son lo mismo?
No, no lo son. La sacarina es anterior al aspartamo. Mientras que el aspartamo fue descubierto en 1965, la sacarina surgió en 1879, cuando fue sintetizada a partir del alquitrán de hulla. Aunque los dos son edulcorantes químicos no calóricos, químicamente son diferentes: la sacarina es una amida o-sulfobenzoica y tiene un poder endulzante 300 veces superior al del azúcar.
Cómo saber si un alimento lleva aspartamo
Hay que tener en cuenta que tanto el aspartamo como otros endulzantes químicos no suelen aparecer en el etiquetado de ingredientes de los alimentos con su nombre 'coloquial', sino con un código de un sistema conocido como E-number (Número E, la letra E viene de Europa). Se trata de un sistema de códigos que se utiliza para marcar sustancias que se usan como aditivos alimentarios (incluidos los que se encuentran de manera natural en los propios alimentos, como la vitamina C) en los productos que se comercializan dentro de la Unión Europea.
Que se apruebe su consumo depende de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés). Así pues, en el etiquetado de los alimentos aparecerá, siempre que haya presencia de un edulcorante, un código con una letra E y un número comprendido entre el 900 y el 999. Estos son los códigos europeos de algunos de los endulzantes más comunes:
- E951: aspartamo
- E954: sacarina
- E960: estevia
- E955: sucralosa
- E978: eritritol
- E967: xilitol
- E953: isomalt
Alimentos y productos con aspartamo
Al ser el aspartamo un edulcorante químico sintetizado por el ser humano, ningún alimento tiene aspartamo de manera natural, como sí ocurre, por ejemplo, con el azúcar. Además de poder encontrarlo en sobres o pastillas como endulzante de mesa, por ejemplo, para el café o el té, se pueden encontrar decenas, cientos de productos con el código del aspartamo (E951) en el etiquetado de ingredientes, principalmente productos cuyo consumo no es muy recomendado.
- Refrescos, especialmente los calificados como 'light' o cero azúcar
- Zumos
- Chicles y caramelos
- Gominolas
- Bollería industrial
- Yogures
- Gelatina
- Bebidas de agua saborizadas
- Helados, especialmente los calificados como bajos en azúcar o libres de azúcar
- Tés helados en polvo o preparados
- Cacao en polvo
- Mermeladas
- Siropes
- Barritas nutritivas
- Bebidas vegetales
- En muchos productos 'sin azúcar' (galletas, kétchup...)
Pero además, también se puede encontrar aspartamo en alimentos para controlar el peso y como excipiente en algunos medicamentos. No obstante, la OMS también ha advertido de que utilizar edulcorantes en el control de peso puede tener efectos indeseados en el largo plazo, aumentando el riesgo de diabetes de tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad.
Cuánto aspartamo puede consumir el ser humano
Esta pregunta, en realidad, no es la que habría que hacerse. Lo cierto es que las instituciones sanitarias tienen unos baremos para determinar la cantidad de qué alimentos deberían limitarse, aunque siempre se recomienda que estos productos, inocuos en cantidades bajas, no se consuman en exceso. En Europa, por ejemplo, se considera que el consumo diario de aspartamo no debería exceder los 40 miligramos por kilo de peso corporal —un máximo de 2.600 mg. para una persona de 65 kilos, por ejemplo—. Teniendo en cuenta que una lata de refresco contiene entre 200 y 300 mg. de aspartamo, para llegar a ese límite una persona de este peso tendría que beber entre 8 y 13 latas de refresco, suponiendo que no se produzca ninguna otra ingesta de otras fuentes alimentarias.
La normativa estadounidense es algo más laxa en este punto. Mientras en Europa el límite diario está fijado en los 40mg./kg. corporal —y aunque la OMS haya calificado este edulcorante como "posiblemente cancerígeno" ha considerado que no es necesario reducir el límite de consumo diario—, en Estados Unidos, donde el consumo de este tipo de productos está regulado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), el límite diario es superior, de 50mg./kg. de peso corporal.
Pero entonces... ¿el aspartamo provoca cáncer?
Que el aspartamo haya sido clasificado como "posiblemente cancerígeno" puede suscitar más de una duda. Lo primero, hay que entender qué significa esto: que la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) lo clasifique como tal no significa que esta sustancia sea más peligrosa de lo que se pensaba, sino que hace referencia a la cantidad de pruebas científicas que hay sobre este agente y su relación con el cáncer. Tal y como explica la química y divulgadora científica Déborah García, la clasificación de la IARC no habla de riesgos, sino de la fuerza de la evidencia científica. Estas son las clasificaciones de la IARC:
- Grupo 1: cancerígeno
- Grupo 2A: probablemente cancerígeno
- Grupo 2B: posiblemente cancerígeno
- Grupo 3: no clasificable como cancerígeno
El tabaco está en el Grupo 1 porque hay mucha evidencia científica y de gran calidad que relaciona el consumo de tabaco con el cáncer; pero en ese mismo grupo está el consumo de bacon, que también es un agente que se ha estudiado en profundidad. Sin embargo, es bien sabido que fumar implica un mayor riesgo de cáncer que comer bacon. Con esta clasificación lo que se está diciendo es que hay muchas evidencias que apuntan a que todos los agentes del Grupo 1 (tabaco, radiación solar, alcohol o bacon) son cancerígenos; pero la IARC no dice cuán cancerígenos son.
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El aspartamo ha entrado a formar parte del tercer grupo (2B, posiblemente cancerígeno), lo que significa que hay una evidencia limitada en su relación con el cáncer. Dentro de este grupo también están trabajar en una imprenta o en una lavadería, el humo de los motores en combustión o el extracto de la hoja entera del aloe vera.