El consumo de alcohol está absolutamente normalizado en la sociedad, pese a que según datos del Ministerio de Sanidad en el periodo 2010-2017 se produjeron en España 15.489 muertes al año atribuibles a alcohol, una normalización que según advierten los farmacéuticos, afecta también a la interacción entre el consumo de alcohol y el uso de fármacos o medicamentos.

"En general el riesgo de esta interacción es algo que se conoce, de hecho, se informa de ello en los prospectos de los medicamentos, pero a veces no se le da la importancia debida a las implicaciones y daños que puede ocasionar el mezclar alcohol y medicamentos", afirma José Manuel González de la Peña Puerta, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).

Es por ello que desde esta sociedad científica advierten del riesgo de esta interacción, especialmente en el caso de determinados fármacos, como los somníferos o los medicamentos para el abordaje de problemas de salud mental, así como aquellos utilizados para la diabetes, para el control de la tensión o para evitar trombos.

Unos riesgos que son todavía mayores en el caso de las personas mayores de 65 años. "El envejecimiento hace que el metabolismo se vea enlentecido, lo que se suma a que en muchas ocasiones este grupo de población toma medicamentos más proclives a interactuar con el alcohol, por lo que deberían extremar las precauciones", aconseja el experto.

Los efectos adversos más comunes

Los efectos adversos de los medicamentos dependen en gran medida del fármaco que se esté consumiendo (por ejemplo, en el caso de los fármacos para la diabetes, el alcohol puede disminuir el azúcar en sangre, provocando mareos y pérdidas de conocimiento), pero en general los más comunes debido a la mezcla son:

  • Náuseas
  • Vómitos
  • Dolor de cabeza
  • Mareos
  • Somnolencia
  • En casos más graves: hemorragias, alteraciones cardíacas o dificultad respiratoria.

Tampoco hay que tomar alcohol con el paracetamol y el ibuprofeno

Especialmente preocupante, sostienen desde la SEFAP, es el caso de los analgésicos y antiinflamatorios como ibuprofeno o paracetamol, ya que debido a su disponibilidad son de uso más común entre la población para tratar dolores o cuadros febriles.

"Al tomar alcohol podría aumentarse fundamentalmente el riesgo de gastritis o úlcera gástrica, siempre y cuando su utilización sea crónica, ya que podría potenciar este efecto adverso", indica González de la Peña.

No obstante, el experto reconoce que, si la utilización de estos fármacos es puntual, el riesgo no es tan alto, pero en todo caso su mezcla no es lo más aconsejable, ya que "tanto el alcohol como el paracetamol se degradan en el hígado, por lo que tomarlos juntos podría sobrecargar el órgano aumentado el riesgo de toxicidad hepática", concluye.