La otoplastia es un procedimiento para cambiar la forma, la posición o el tamaño de las orejas, como las llamadas comúnmente orejas en asa u 'orejas de soplillo' que suelen tener 1 de cada 20 personas. Esta cirugía estética en los niños/as la cubre la sanidad pública.

"La deformidad de orejas en asa u orejas de soplillo es la malformación congénita craneofacial más frecuente: se estima que un 5 % de la población caucásica la tiene", explica el Dr. Eduardo Morera Serna, presidente de la Comisión de Cirugía Plástica Facial de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).

En los pequeños, explica el doctor Morera, las orejas en asa u orejas de soplillo pueden tener un gran impacto psicológico y es por ello que "gran parte de los organismos públicos de salud la incluyen en su cartera de servicios en niños a pesar de ser un procedimiento estético".

La SEORL-CCC ha celebrado recientemente una jornada teórico-práctica de otoplastia para otorrinos en la sede del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM) en la que se abordaron las diferentes técnicas de esta cirugía.

Así, y tal como explican los especialistas, la otoplastia es una cirugía relativamente sencilla -aunque requiere de una formación específica y entrenamiento por parte de los médicos- que dura una hora y media y que tiene resultados muy satisfactorios.

"La rinoplastia, operación de la nariz, en manos expertas tiene una tasa de reintervención de entre el 5 y el 15%. Mientras que el porcentaje reintervención en otoplastia es menor del 5 %, es decir, más de 9 de cada 10 pacientes que se operan quedan satisfechos. Además, la tasa de complicaciones es bajísima", afirma el otorrino, el doctor Morera.

Por su lado, la inflamación postoperatoria del pabellón auricular dura unas semanas y durante ese tiempo, puede existir un dolor leve, "un dolor que pueden sentir al apoyar la oreja en la almohada", añade el experto.

Además de la otoplasia, existe una alternativa que se usa en otros países para prevenir esta cirugía: el uso de férulas. "En Japón, por ejemplo, suelen utilizar unas férulas que se colocan en el pabellón auricular de los bebes recién nacidos para evitar una futura operación. Eso podría servir para corregir uno de los dos componentes de las deformidades de orejas: falta de formación del pliegue del antehélix, pero el otro componente, que es la hipertrofia del cartílago conchal, no se puede corregir así", expone el experto.

Sin embargo, la experiencia con la ferulización del pabellón auricular del neonato en nuestro país no es tan efectiva. Por último, "otras formas de corregir esta deformidad como el otostick no son viables a largo plazo. Lo único que soluciona de una manera segura y definitiva el problema es la cirugía", añade el otorrino.

Pero además de las orejas en asa, existe un amplio abanico de malformaciones congénitas de los pabellones auriculares y "algunas de ellas se pueden asociar a problemas en el oído interno". Es por ello que "conviene recordar que cualquier persona con deformidades del pabellón auricular sea evaluada en algún momento de su vida por un otorrinolaringólogo que descarte si tiene una pérdida de audición asociada", finaliza el doctor Morera.