El Club de Buceo de La Restinga tuvo la oportunidad de filmar una escena raramente observada, salvo en documentales muy especializados: una enorme ballena lanzándose a toda velocidad para engullir un banco de peces, antes de que se los comieran un grupo de delfines.

La escena está grabada durante la inmersión y muestra a un gran rorcual emergiendo rápidamente hacia la superficie, abriendo de par el par sus enormes mandíbulas para abarcar todo el cardumen.

"Fue muy emocionante. Es fácil grabar ballenas en el Mar de Las Calmas, pero captar un momento así... Es un golpe de suerte", relata Kike Vargas, uno de los responsables del club La Restinga, que en ese momento estaba buceando en las aguas del sur de El Hierro con su mujer, Pilar, y su compañero Alfredo, autor de las imágenes.

Vargas relata que este año está siendo "excepcional" en avistamientos y que el Mar de Las Calmas -candidato a convertirse en el primer Parque Nacional Marino de España- está "repleto" de cetáceos, de otras especies difíciles de ver, como las rayas, y de animales excepcionalmente esquivos, como el tiburón solrayo.

Este profesional del buceo no tiene duda de lo que está ocurriendo. "Es el volcán. El mar está lleno de vida", resume. Su afirmación se basa en algo más que una intuición. El Instituto Español de Oceanografía (IEO) y las dos universidades canarias han publicado ya varios artículos en revistas científicas de primer nivel que demuestran que la erupción de 2011 fertilizó el mar con emisiones de hierro y otros minerales, y sigue haciéndolo todavía.

"Este año es especial. El mar está lleno de rorcuales y delfines y los pescadores de la zona siguen cogiendo atunes, a pesar de que ya no es temporada", relata. Su experiencia corrobora que el mismo volcán que durante unos meses borró todo rastro de vida en esos fondo marinos y tuvo en vilo a toda la población de El Hierro ha devuelto a Las Calmas su condición de gran reserva de la biovidersidad y también su vitola de destino especialmente codiciado por los buceadores de todo el mundo.