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Historia

San Antón y Santa Cruz, los castillos que defendían la ría de A Coruña

Resulta imposible mirar hacia la costa de A Coruña y no buscar el faro más antiguo del mundo en funcionamiento, la Torre de Hércules, pero hay mucho más que conocer y visitar en la ría de A Coruña.

-Castillo de Santa Cruz

Castillo de Santa CruzImagen de RodrigoRea en Wikipedia, licencia: CC BY-SA 4.0

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La costa ha sido siempre un arma de doble filo: por una parte ofrecía a los pueblos que vivían junto a ella la oportunidad de pescar y navegar, de comerciar y de salir también a conquistar nuevos territorios pero del mismo modo suponía un peligro porque podían hacerse el camino a la inversa, es decir, el mar suponía un peligro porque el enemigo podía acercarse navegándolo y tratar de hacer suya la tierra... y por eso lugares como la ría de A Coruña no podían conformarse con un faro que sirviera como vigía sino que tenía que contar también con fortalezas que pudieran facilitar la defensa del territorio si se daba el caso de que fuese atacado. Tres eran los castillos con los que contaba A Coruña para defenderse: el Castillo de San Antón, el Castillo de Santa Cruz y el ya desaparecido Castillo de San Diego.

El de San Diego, efectivamente, se perdió porque allá por los años 60 incordiaba más en la ría de lo que aportaba y, a pesar del valor histórico que pudiera tener, fue destruido; en cambio los castillos de San Antón y Santa Cruz sigue en pie y son de visita obligada por lo que fueron y por lo que se vivió en ellos.

Castillo de San Antón
Castillo de San Antón | Imagen cortesía de Turismo de Galicia

Castillo de San Antón

Está en la ciudad de A Coruña y su importancia hoy en día es doble: por una parte se trata de una construcción del S.XVI que fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1949 y Bien de Interés Cultural en 1994; y por otra parte alberga, desde 1968, el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña.

La historia que suele contarse de este castillo es que cuando los ingleses atacaron A Coruña, y estando todavía el castillo sin terminar, se convirtió en una pieza esencial en la defensa de la ciudad; cuentan que desde sus muros a medio hacer se vio pasar a la Invencible, que había salido de Lisboa rumbo al canal de la Mancha, y que se convirtió en pieza esencial en la defensa del flanco sur de la Ciudad Vieja de A Coruña cuando Francis Drake, liderando la expedición conocida como la Contraarmada, atacó las costas españolas, en particular las de A Coruña, con el fin de destruir los barcos de la Armada Invencible que no se habían hundido en el Canal de la Mancha y estaban siendo reparados. La Invencible (Spanish Armada, como la llaman los ingleses) no lo fue tanto pero a la Contraarmada de Drake no le fue mejor.

Para cuando perdió su sentido como fortaleza defensiva se convirtió en prisión y así se mantuvo hasta los años 60, momento en el que es cedido al Ayuntamiento de A Coruña y convertido en el Museo Arqueológico de la ciudad. Huelga decir que es de visita obligada en A Coruña.

Castillo de Santa Cruz
Castillo de Santa Cruz | Imagen cortesía de Turismo de Galicia

Castillo de Santa Cruz

Ahora que se habla tanto del Pazo de Meirás y se recuerda no solo que formaba parte de las posesiones del dictador Francisco Franco sino que fue casa y hogar de la notabilísima escritora Emilia Pardo Bazán, seguro que te resulta curioso saber que el Castillo de Santa Cruz tiene también algo que ver con esta importante feminista pero empecemos por el principio: el Castillo de Santa Cruz está en la localidad de Oleiros y se construyó en el S.XVII, su función era esencialmente defensiva; ya en el S.XIX perdió todo su sentido aquella función primera y fue convertido en un pazo en el que vivió una condesa hasta el año 1938, era la hija de Emilia Pardo Bazán quien donó este castillo, ya pazo, de modo que hasta el año 1988 sirvió como residencia de verano de huérfanos militares.

Hoy en día el Castillo de Santa Cruz está considerado Bien de Interés Cultural por su valor histórico y su belleza arquitectónica y paisajística, es de propiedad pública y, por supuesto, puede (¡y debe!) visitarse.

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